Nanokide Therapeutics desarrolla la plataforma basada en nanosistemas para medicamentos contra el cáncer

Muchas veces, los nombres de las empresas surgen por juegos de palabras. Es el caso de la que presentamos hoy, en la que se unieron «nano” (pequeño) y “kide”, que en Euskera significa “amigo”. El Doctor Iker Badiola fundó en 2021 Nanokide Therapeutics, proyecto al que la investigadora Maitane Duarte se unió poco tiempo después, en 2022. Ambos pertenecen, el primero como director y la segunda como parte del equipo, a la división del cáncer del grupo Signaling Lab de la Facultad de Medicina y Enfermería del Departamento de Biología Celular e Histología de la Universidad del País Vasco.

«Hice mi tesis en cáncer y fundé una empresa de servicios, de Biotecnología, pero volví a la Universidad como profesor y, al retomar de nuevo la vida académica, incidí sobre lo que conocía», afirma Badiola, cuyo padre formó parte de la cooperativa «Kide» y a quien, con el nombre de la recién creada empresa, quiere rendir un pequeño homenaje.

El Doctor Badiola nos cuenta que, al margen del estigma que tiene la enfermedad y la gravedad que tiene bajo la perspectiva científica, «es un proceso bastante apasionante, desde el punto de vista biológico celular». Así, comparte ese ámbito de trabajo con Duarte, que volvió de investigar en Luxemburgo para entrar en un grupo donde se trabajaran enfermedades neurodegenerativas o neuro-oncología y que coincide con su socio en que «las células tumorales son muy interesantes por todas las propiedades que tienen».

Maitane Duarte(OSC) e Iker Badiola (CEO), fundadores de Nanokide Therapeutics

¿Cuáles son los orígenes de Nanokide Therapeutics?

Nanokide Therapeutics nació de una patente que, en sus inicios, fue compartida entre la Universidad del País Vasco y la Universidad de Santiago de Compostela sobre una nanopartícula que llevaba dentro un micro RNA, material genético. Fue la universidad gallega la que cedió la patente amistosamente y al cien por cien a la Universidad del País Vasco y, desde ese momento, parte de los creadores de la patente decidimos dar el salto y crear una spin off basada en esta nanopartícula que puede utilizarse como plataforma. 

¿Qué significa que una nanopartícula puede servir como plataforma?

Cuando hablo de plataforma, me refiero a que es muy flexible porque se le pueden incluir diferentes tipos de material genético, con lo cual, más allá de la patente del primer uso que se le dio con un micro ARN determinado, con unas células diana determinadas y con unos resultados que se dieron en la metástasis hepática producida por el cáncer de colon, es una plataforma a la que se le puede dar muchísimos más usos, algo que estamos aprovechando para desarrollar más productos.

Existen fármacos que van directamente contra el proceso angiogénico pero ¿qué diferencia marca Nanokide Therapeutics con respecto a otras empresas?

En nuestro caso, la nanopartícula bloquea ese proceso angiogénico. Llega un momento, cuando se produce un tumor, en el que las células tumorales crecen de tal manera que necesitan de más oxígeno y más nutrientes, así que la estrategia que suele utilizar el tumor es enviar una serie de señales, en cierto modo engañosas, al tejido sano que circunda y lo pone a trabajar para su beneficio. A esto, los científicos lo llamamos «Microambiente Tumoral» donde, uno de los más significativos en este cambio de microambiente suele ser el proceso angiogénico que consiste en eso, en que el tumor envía una señal a las células que componen los vasos sanguíneos y estas células empiezan a crecer y a direccionarse, a migrar hacia el tumor, con lo cual, los vasos sanguíneos acaban ramificándose e infiltrando el tumor, lo que conlleva más aportes, más oxígeno y más capacidad de crecimiento para el mismo.

Como indicas, no es nuevo que haya estrategias que bloqueen ese proceso angiogénico. Los fármacos que existen van directamente contra el proceso pero, desde Nanokide Therapeutics y desde la patente que se creó, planteamos un cambio de paradigma. Hasta el momento se han intentado bloquear, de alguna forma, esas señales que emite el tumor al tejido circundante, en este caso a los vasos sanguíneos. De hecho, existe un fármaco muy conocido que es el Bevacizumab, conocido comercialmente como Avastin, que ataca específicamente a ese tipo de moléculas. En principio, este fármaco parecía muy esperanzador pero hay muchos casos en los cuales no funciona al presentarse resistencias por la heterogeneidad de los tumores, motivo por el que algunos de ellos no utilizan esta molécula, este factor de crecimiento vascular, ya que utilizan otro tipo de señales.

La diferencia que marcamos desde Nanokide Therapeutics es que llegamos a esas células endoteliales con una nanopartícula en concreto e incluimos un material genético que hace de interruptor dentro de la célula sin tener en cuenta lo que está ocurriendo en el exterior dado que vienen muchas señales diferentes. Se trata de buscar dónde están convergiendo todas esas señales en el interior de la célula para conseguir, en pruebas in vitro, comparativas con los productos que hay en el mercado y observar así los mejores resultados. Y esa es la base del primer prototipo, la patente que está más desarrollada y que ya está en ensayos preclínicos.

¿En qué mercados está la patente en cuanto a la terapia se refiere?

Tanto en Europa como en Estados Unidos, país que quizás sea la cuna de este tipo de modelos de negocio. Además, a colación de todo esto, hemos conseguido un hito bastante importante y es la colaboración con el Instituto Nacional de Salud norteamericano. Una de sus ramas es el National Cancer Institute (NCI), que todos los años suele convocar un programa centrado en testar nanopartículas contra el cáncer. Presentamos nuestro prototipo y después de un proceso selectivo bastante exigente, conseguimos entrar en este programa en el que sus laboratorios homologados van a realizar ciertas pruebas preclínicas. He de añadir que, dentro de ese programa, no solo participa el NCI sino que también lo hace la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) que cumple una labor de vigilancia tecnológica y, de resultar positivos los ensayos, también entraríamos directamente en sus programas. 

Y, si bien tenemos una vocación abierta internacional, también recurrimos al ámbito nacional en, por ejemplo, realizar parte de los ensayos, buscar fondos o llegar a acuerdos con socios estratégicos tecnológicos e institutos de investigación, entre otros.

¿Cuáles son los obstáculos que os habéis encontrado por el camino?

El obstáculo número uno es la financiación. Estamos hablando de unos ensayos preclínicos con un coste cercano al millón de euros, con lo cual tenemos que empezar con una búsqueda de fondos única y exclusivamente para estos ensayos, hecho al que hay que sumar la estructura que también tiene que mantener nuestra startup y el desarrollo de los prototipos 2 y 3.

En segundo lugar, hemos de contar con los propios ensayos, que son muy específicos. Una cuestión técnica que, en algunos casos, podemos realizar nosotros pero en otros casos tenemos que echar mano de otros profesionales o de socios estratégicos que estén capacitados para hacerlo.

Hay gente que desconoce que haya investigadores que se lancen a una aventura empresarial. ¿Cómo lo percibís siendo científicos?

Creo que este punto de vista va cambiando, nos vamos abriendo más al mundo. Está claro que la investigación básica tiene que existir y yo he sido y seré fiel defensor de ella. Siempre suelo poner el mismo ejemplo, el caso de Francis Crick y James Watson cuando descubrieron la estructura del ácido desoxirribonucleico, el ADN, en investigación básica, una reacción del puro conocimiento. Al cabo de los años, ha llegado la PCR y otras mil cosas de las que nos hemos servido y para conseguir grandes avances en la ciencia y en las tecnologías aplicadas a la sociedad, algo que siempre tiene que existir.

Por otro lado, la aplicación de los proyectos científicos a la sociedad, a valores tangibles desde el mismo momento en el que se plantean es mucho más evidente hoy en día, de forma que, si ya en los investigadores básicos gestionamos ya que los proyectos tengan un enfoque con una aplicación social, no nos tiene que extrañar de ninguna manera que, en algunos casos, cuando dan sus frutos, se les pueda dar la forma de una empresa.

¿Qué papel cumplen las instituciones como agentes de apoyo a proyectos como el vuestro?

En nuestro caso, tanto desde la Universidad del País Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Gobierno Vasco hemos recibido todo el apoyo posible y se han convertido en los grandes pilares que nos han permitido poner en marcha nuestro proyecto. Por un lado,  la Universidad se ha animado en todo momento a que esa patente, que era de su propiedad, fuera transferida a Nanokide y nos ha dado todas las facilidades para instalarnos en su incubadora y, desde la Diputación y el Gobierno Vasco, hemos recibido diferentes programas en forma de ayudas económicas.

¿Cómo fue el proceso que permitió llegar a la patente?

La evolución en cierta manera fue un poco curiosa porque, siendo sinceros, nuestro grupo hacía la identificación de la diana, del material genético que va dentro de la nanopartícula, ese micro RNA 20 que tiene una función biológica en la célula, pero necesitábamos un vehículo para llegar a las células diana. En la búsqueda de ese vehículo encontramos al grupo de Alejandro Sánchez, de la Universidad de Santiago de Compostela y, al juntarnos los dos, llegamos a crear una formulación. Lo primero que pasó por mi mente cuando toda la experimentación se realizó fue que teníamos que publicarlo y ahí fue cuando el grupo de investigación que te he mencionado, que tenía más experiencia en este campo, me animó a protegerlo primero, algo curioso porque estamos hablando de dos grupos muy diferentes en el que uno anima al otro a proteger esa investigación. Nos tomamos este hecho como algo muy positivo, era nuestra primera experiencia y nos animamos a ello.

El proceso fue bastante rápido y, nada más empezar con los primeros datos de protección, ya pudimos publicar. Muchas veces, tenemos miedo sobre si proteger nos va a causar retrasos en nuestras publicaciones científicas y hemos visto que no es así, al menos en nuestro caso.

De ahí, poco a poco, fue tomando cuerpo. En un principio se incorporó a las carteras de patentes de ambas universidades pero llegó un momento en que la Universidad del País Vasco la asumió al cien por cien, hecho que sentimos como un primer apoyo explícito porque creía en nuestra formulación. Desde entonces comenzamos la estrategia de intentar transferirla a alguna compañía farmacéutica con algunos éxitos parciales porque, al estar en una fase demasiado incipiente, no se querían arriesgar y así nos dimos cuenta que ese hueco que había entre el punto donde estábamos y el punto donde querían llegar las grandes empresas farmacéuticas, lo teníamos que recorrer nosotros y de ahí nació Nanokide Therapeutics.

¿Qué es la transferencia de tecnología para Nanokide Therapeutics?

Es otro de los pilares y otro de los puntos críticos. No solo hay que negociar conscientemente, porque un buen acuerdo o un mal acuerdo de transferencia puede suponer la continuidad o la muerte del proyecto. Hay tantos modelos de desarrollo que creo que es un punto que hay que negociar bien, hablarlo bien, tomar el tiempo necesario para reflexionar sobre ello e ir sin prisa pero sin pausa porque nos podemos encontrar con una ronda de financiación, un fondo que te exija el acuerdo de transferencia puesto que ahí hay un valor bastante importante con lo cual es importante, antes de empezar cualquier ronda, tener ya el acuerdo cerrado para poder presentarlo.

La ciencia, la estrategia y la tecnología son importantes y uno puede atraer a inversores por la tecnología que tiene pero sin un buen acuerdo, esos inversores se ahuyentan.

¿Es posible que los inversores se sientan más atraídos por una empresa de vuestro sector o es más complicado?

Pienso que, dentro del mundo de las inversiones, se está dando bastante especialización. De hecho, durante el tiempo que llevo con Nanokide Therapeutics, he visto que hay más inversores específicos del mundo biotecnológico, inversores que en principio te vienen diciendo que ellos invierten en salud pero también hay inversores que diferencian en instrumentación, en tecnología y en terapias, con lo que ayuda en dos sentidos, en que ya se está acotando bastante y en que, para el investigador, también es más sencillo porque el interlocutor está especializado en algo más concreto y conoce el lenguaje científico, algo que es muy favorable para que entiendan mejor los proyectos a la hora de apostar por ellos.

Últimamente ya son fondos muy especializados que se han preparado o que tienen en sus plantillas a científicos que han hecho su carrera científica, sus doctorados científicos, incluso estancias postdoctorales y trabajan como interlocutores porque se han reciclado en el mundo de la empresa porque tienen esa base de conocimientos financieros pero sobre todo, son científicos.

De cara a principios del año 2023 lo que apremia es una primera ronda. Estamos hablando de 1,2 millones de euros según el plan de negocio que hemos hecho y ahí estamos teniendo conversaciones con diferentes entidades, con diferentes fondos, que de momento están bastante bien encaminadas y somos bastante optimistas y positivos después de las primeras respuestas que hemos tenido ante la presentación del proyecto.

¿Se hace necesario que los investigadores sean más visibles como emprendedores?

Hacerse visible en el ecosistema es primordial porque no solo se trata de hacer búsqueda directa sino también, de forma indirecta, ir por caminos que pueden llevarnos a nuestros objetivos.

Los investigadores también tienen que salir a la palestra y el emprendimiento debe ser un equilibrio, dos caras de una misma moneda en la que hay que invertir mucho tiempo, en conocimiento, en contactos científicos…porque los científicos estamos constantemente aprendiendo, leyendo artículos y mezclando ideas propias con las que vamos adquiriendo y acumulando y eso es vital, con una perspectiva empresarial y de aplicación total. Pero también está el lado de la financiación, con lo que asistir a congresos y a eventos de emprendimiento es muy importante no solo porque uno vaya a encontrar la financiación directa o el fondo directo que va a venir y, tras una entrevista de veinte minutos vaya a invertir, sino que pueden conseguir contactos que, indirectamente, pueden llevar a otros. 

IRISBOND desafía las barreras de personas con dificultades en la comunicación oral funcional

La Comunicación Aumentativa y Alternativa (CAA) y el eye-tracking interactivo permiten que la posibilidad de comunicarse llegue a más gente.

La tecnología ayuda a que, aquello que puede parecernos ciencia ficción, se convierta en realidad. Y para ello, esa tecnología se apoya en proyectos pensados, diseñados y ejecutados por personas. Eso ocurre, por ejemplo, con la empresa que entrevistamos hoy. Y es que todo el equipo técnico de IRISBOND trabaja para cambiar el mundo y dar mayor calidad de vida ayudando a quienes no pueden comunicarse de manera autónoma.

¿Cómo lo consigue? Lo explicamos. Esta pyme donostiarra lleva años trabajando en el manejo de un dispositivo que se utiliza con los ojos gracias al desarrollo de una tecnología que está enfocada, inicialmente, al mundo de la discapacidad, obedeciendo a la idea de lo que se conoce como  “comunicación alternativa” y que, en este caso, permite “hablar” con la mirada, facilitando así esa forma de comunicarse a, por el momento, más de 3.000 personas. Aunque tiene muchísimas aplicaciones, es esta en concreto la que permite interactuar de manera sencilla a las personas que más lo necesitan, como pueden ser aquellas que padecen enfermedades como la ELA.

¿Cómo funciona? El usuario se posiciona y una serie de dianas fijan y calibran la mirada. Un algoritmo personaliza una serie de parámetros a las condiciones de quien va a usar el dispositivo y, con ello, se da lo que el CEO de IRISBOND, Eduardo Jauregui, denomina “transacción ocular”, tras la cual, ya se está listo para “hablar” con la mirada. De esta forma, personas con algún problema motor que quedan completamente incomunicadas ante el resto tienen la posibilidad de hablar a través de una voz sintetizada y controlar su entorno, abriéndoles una «increíble ventana al mundo», en palabras de Jauregui.

Eduardo Jauregui, fundador de IRISBOND

IRISBOND nació en julio de 2013 gracias a su colaboración con el Centro de Visión por Computación Vicomtech, que contaba con una tecnología que permitía controlar un dispositivo con la mirada y que buscaba un modelo de negocio, un promotor que lanzara el proyecto al mercado.

Eduardo Jauregui, ingeniero industrial, trabajaba entonces en una empresa local de equipos electrónicos y tras un paso como director de I+D en una multinacional, se quedó sin trabajo, momento en el que decidió “reinventarse”. Surgió una oportunidad dentro del centro tecnológico junto al gerente del mismo, quien había sido su tutor del proyecto de fin de carrera y quien le sugirió que podía desarrollar un modelo de negocio basado en la tecnología que se estaba dando para darle forma a la incipiente IRISBOND.

Así, Jauregui se convirtió en emprendedor, cambiando el “paradigma” de profesional que siempre había trabajado por cuenta ajena y que ahora se lanzaba a tener su propia empresa, asumiendo que ponía en riesgo su patrimonio personal pero teniendo la idea clara de que aquello por lo que apostaba, iba a funcionar porque unía tecnología disruptiva e innovación en un proyecto internacional que, además, podía ayudar a otros.

Si bien la idea inicial de IRISBOND se basaba en un concepto de tecnología “pura”, el hecho de que todo el desarrollo se dirigiera a ser un sistema de apoyo a personas que sufren un tipo de discapacidad, fue algo “casi natural”, añadiendo así un componente de impacto social importante. Validar el proceso en el mercado, entendiendo las necesidades de los usuarios, le hizo crecer porque se le iba dando un valor añadido a un dispositivo que se complementó con un software de comunicación alternativa que permitía hablar con los ojos, como hemos indicado anteriormente.

Gracias a desarrollos internos y a través de colaboraciones con empresas multinacionales que ya operan en el sector de este tipo de comunicación pero que no cuentan con tecnologías de eye-tracking, se han conformado soluciones avanzadas en comunicación alternativa mediante mirada para que el usuario final cuente con esa herramienta tan importante para él puesto que “conecta con el mundo a través de sus ojos”, afirma Eduardo.

En enfermedades como la ELA, el paciente puede volver a “engancharse” a la comunicación con el eye-tracking, igual que ocurre con niños con parálisis cerebral, que pueden nacer con sus capacidades cognitivas limitadas, en muchos casos. Además, el trabajo con logopedas y profesionales de la educación especial, apoya la tecnología de IRISBOND para desarrollar aplicaciones específicas con las que pueden, en primer lugar, identificar si la mirada es un medio válido de comunicación para ese niño. Estos profesionales ayudan a “educar” esa mirada y convertirla en una herramienta de comunicación para el paciente, tanto es así que, según cuenta Eduardo Jauregui, entre sus usuarios hay niños escolarizados en colegios ordinarios, lo que supone un cambio “radical” en sus expectativas de vida y en su entorno, con personas que estaban “abocadas” al silencio y que, de repente, se han “empoderado”.

Con presencia internacional, en Canadá, Europa, Sudamérica o EE. UU. (su última oficina está ubicada en Boston, donde hay un centro de referencia como es el Boston Children Hospital), la empresa de la que hablamos hoy, con una tecnología social y humanamente disruptiva, quiere seguir siendo la “punta de lanza” y estar con los mejores. Entre los miembros de su departamento de desarrollo tecnológico, se encuentra un equipo “potente” en matemáticas, física o inteligencia artificial que se coordinan tanto con profesionales de centros tecnológicos de referencia en nuestro país como con expertos del prestigioso MIT, trabajando codo a codo con el departamento especialista en algoritmos de inteligencia artificial, el Computer Science and Artificial Intelligence Laboratory (CSAIL) hasta donde desplazaron a una de IRISBOND para que colaborara en el desarrollo de algoritmos.

La pandemia «cortó» todo ese proceso pero, en palabras de Jauregui, fue un “parón” que sirvió para coger impulso y apostar todavía más por aprender en el hub de salud digital que existe en Boston, centrándose en el tema del diagnóstico precoz de enfermedades neurodegenerativas, que es una de las líneas que IRISBOND está empezando a mover porque el cerebro y la mirada están estrechamente unidos.

Tal y como refiere el fundador de la empresa, la letra es una herramienta muy potente para todo aquel que ha perdido la capacidad de comunicarse pero además puede ser una fuente inagotable de información del cerebro, un órgano cuya conexión con la vista implica que se puede responder ante ciertos estímulos que el ser humano puede desarrollar pero… ¿se puede monitorizar la mirada?, ¿cuál es la reacción de una persona ante esos estímulos?.

La respuesta es que sí se puede monitorizar la mirada, dándonos pistas sobre si existe algún tipo de déficit neurológico. A pesar de los numerosos estudios que se han realizado sobre este tema a nivel mundial, con evidencias científicas de los resultados obtenidos, apenas existen soluciones comerciales aplicadas. Jauregi afirma que IRISBOND es “muy” pionera en temas de tecnología de tracción y cuenta con autoridad para explorar en este sentido, combinando su conocimiento con expertos del área clínica. En la actualidad, se está llevando a cabo un ensayo diagnóstico experimental mediante un acuerdo con el Hospital Universitario Donostia para evidenciar, a lo largo de este año, si el eye-tracking es capaz de diagnosticar de manera precoz un daño cognitivo leve, antesala a un Alzheimer, a un Parkinson, a una demencia, a cualquier señal que ayude a anticiparnos a una lesión cerebral.

LA IMPORTANCIA DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL ENTORNO EYE-TRACKING

“Rodearnos de expertos en tecnología y en medicina neurológica nos hace ser autónomos tecnológicamente y líderes en un sector donde la comunicación alternativa escasea”, admite Jauregui, quien nos cuenta que, hay muy pocas empresas a nivel mundial que desarrollen el eye-tracking para distintas aplicaciones siendo Suecia el país líder, de manera indiscutible. Esto hace que el equipo de esta startup se sienta más orgulloso de su trabajo porque “estamos dando mucha guerra desde nuestra dimensión, luchando con mucha ambición, actitud y con vocación por seguir estando ahí”.

A este nivel, con la clara intención de crear un “core” interno, llega la importancia de la Propiedad Intelectual al desarrollar algoritmos muy complejos que presentan dos ramificaciones de la tecnología de IRISBOND: una que está basada en el dispositivo físico, el hardware que tiene un microcomputador interno, un pequeño ordenador que permite traquear la mirada y además hacerlo con diferentes sistemas operativos (el mayor logro conseguido este año). Y, por otro lado, la defensa y gestión del conocimiento generado para que no se genere ingeniería inversa y que además sea útil para ofrecer a los clientes una garantía adicional y un plus de confianza cuando se cuenta con esa tecnología protegida.

Al respecto de esta cuestión, hay que añadir que IRISBOND cogió el guante que ofreció Apple hace dos años, una marca muy sensible a la parte de accesibilidad pero sin plataforma compatible con sistemas de mirada hasta ese momento. El equipo de Jauregui rediseñó el dispositivo para adaptarse y ya cuenta con un chip autentificado y con una serie de algoritmos “muy complicados» que han pasado por un proceso de homologación muy exigente por su parte, hasta conseguir el sello del ecosistema IOS de Apple, el MFi (Made for IPad)” y con el que ya se puede manejar cualquier IPad con la mirada, haciéndolo único en el mundo.

Desde entonces han surgido temas muy interesantes que siguen desarrollando y explotando pensando en la continuidad de la línea tecnológica siempre protegida. De hecho, han llevado adelante el eye-tracking en un entorno multiplataforma con una patente porque es algo que no existe en el mundo. Por otro lado, también están trabajando y evolucionando hacia plataformas que permitan manejarse al usuario con los ojos sin necesitar un hardware añadido, solución que también está patentada ya y que han bautizado con el nombre de “Mamu” (“fantasma” en Euskera).

Al fin y al cabo, la mirada es la forma más natural que tenemos las personas de comunicarnos entre nosotros. En nuestra conversación, Eduardo Jauregui reflexiona sobre el hecho de que utilizar un ratón o un teclado es lo menos intuitivo que existe pero “nos lo han impuesto” y con el tiempo, hemos interiorizado su uso a pesar de que lo normal es compartir la comunicación a través de los ojos, la voz, los gestos, los impulsos cerebrales por la mirada…por lo que “nuestra vocación es ir entendiendo cómo podemos poco a poco, de manera nativa, introducir esas tecnologías y que, en un futuro, cualquier ordenador tenga la algoritmia suficiente como para poder permitir esa interacción natural, entre la que se encuentra la mirada”.

Llegados a este momento de la entrevista, cabe preguntar si nos estamos olvidando del reporte empresarial en una empresa con un producto pionero, de éxito y proyección internacional. Jauregui lo tiene claro cuando afirma que “nuestra vocación como empresa es generar beneficio y riqueza en el territorio pero, en este caso, el impacto social es tan importante que supera al beneficio económico porque la comunicación es un derecho de las personas”, que no puede ser un lujo ni una barrera”. La tecnología no es cara pero hay usuarios de distintos niveles económicos a los que les une el mismo problema y, quienes tienen dificultades financieras, necesitan apoyo.

“SE HACE NECESARIO REGULAR EL USO DEL DISPOSITIVO DE EYE-TRACKING EN LA SANIDAD PÚBLICA PARA GARANTIZAR EL DERECHO A LA COMUNICACIÓN DEL PACIENTE”

Irisbond hizo un llamamiento a las asociaciones de ELA de España, con las que fueron al Ministerio de Sanidad hace ya 7 años para presentar la cartera básica de servicios que justificara que la tecnología desarrollada tenía que estar incluida en la cobertura del sistema sanitario público nacional y ha sido hace poco más de 2 años cuando el Consejo de Ministros aprobó que el eye-tracking es un derecho para las personas que tienen algún tipo de déficit de comunicación en España, un «gran logro” para la empresa y para la sociedad en general, que la convierte en una más moderna y adaptada a los tiempos. Ahora se está trabajando con cada una de las 17 Comunidades Autónomas en los pliegos de licitación para hacer realidad este derecho de los ciudadanos y ha sido la Valenciana la primera en contar con más de 150 dispositivos, de uso gratuito y que deben ser prescritos por un neurólogo.

“Somos capaces de suministrarlo pero falta regulación”, señala Eduardo Jauregui, recordando que, aunque tengan mucha “autoridad y experiencia” en el desarrollo, no son los únicos licitadores porque existen empresas extranjeras que pueden tener un distribuidor en España. Además de la Comunitat Valenciana, también están avanzando en Andalucía, por ejemplo, a través de compras menores que han llegado a más de 60 pacientes, validando un producto que puede ayudar a Irisbond a ser los adjudicatarios y empezar a dar servicio de una manera más extensiva porque el objetivo que persigue Irisbond con esta propuesta es garantizar “de por vida” el derecho a la comunicación de las personas y darle calidad de vida a cada paciente.

MOVER CONCIENCIAS EN LA ADMINISTRACIÓN Y QUE IRISBOND SE AFIANCE EN EL MERCADO

«Llegar a los usuarios con la tecnología de IRISBOND es fácil pero llegar al mercado ya es algo más complicado», admite Jauregui. Con todo, hay una parte “muy de tecnología de desarrollo y de colaboración con otros centros tecnológicos  y otra de movimiento de mercado, de colaboración los partners”, que desarrolla soluciones de comunicación alternativa y que necesita integrar la parte de control por mirada en su portfolio de producto. Esto les lleva a estar “muy atentos” sobre las nuevas tendencias tecnológicas, los riesgos que pueden ocurrir y ver hasta dónde se puede aportar valor, no solo en las líneas de la salud sino en otras de lo más diverso aunque siempre “sin desvirtuar nuestro foco ni nuestros principios y valores como empresa” porque son conscientes del impacto que generan, de que están cambiando la vida de mucha gente pero que lo hacen con “responsabilidad”.

Bibagu implementa su solución SaaS en las empresas para el bienestar de equipos y personas

«Biba nosotros». Así es como se presentan….sin faltas de ortografía porque su nombre forma parte del espíritu emprendedor de nuestros entrevistados de hoy que quisieron darle, a su marca, un toque muy personal con la denominación de su startup en Euskera que, además, viene acompañada de un logo muy significativo y con el que hacen toda una declaración de intenciones, creando equipos número 1.

David Larrinaga e Iñigo Matesanz están al frente del proyecto. Dos jóvenes donostiarras que salieron de la universidad hace “dos telediarios” y que comenzaron su proyecto empresarial en el trabajo de final de grado, tras estudiar el Grado en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN), valorando la idea de solventar problemas detectados en el ámbito de la salud y el bienestar de las personas dentro de los equipos de trabajo.

Dos socios que coincidieron con un tercero, también Iñigo, cuando analizaban los procesos de consultoría en los momentos incipientes del proyecto y que fue quien aportó la parte más tecnológica con el desarrollo del software que necesitaba Bibagu para lanzar su idea al mercado, con una marca ya entonces muy bien definida. Así, desde 2021, comenzaron su andadura como empresa dirigiendo su objetivo a un nicho de mercado en el ámbito laboral, espacio donde las personas pasamos gran parte de nuestro tiempo día a día. De ahí, investigaron sobre las experiencias de los empleados dentro de las corporaciones, analizando qué vive y qué siente un trabajador desde el primer contacto con su empresa ya que, en muchas ocasiones, tiene la sensación de «vivir» en el puesto de trabajo.

David Larrinaga e Iñigo Matesanz, fundadores de Bibagu, en la sede del Parque Científico y Tecnológico de Gipuzkoa

Iñigo y David se preguntaron por qué no dar solución a tal evidencia de los problemas que existían en el entorno más personal de los trabajadores en las empresas y comenzaron a dar servicios de consultoría para luego digitalizar toda esa parte y convertirse en lo que es, a día de hoy, Bibagu, una plataforma de software que ayuda a las empresas a medir y mejorar la experiencia de los empleados, su rendimiento y el de los equipos que configuran la organización. Todo un mundo en el que siguen un camino lleno de retos continuos, como el que tienen los gestores con los equipos y donde la startup vasca pretende facilitar una herramienta de escucha y de cambio tanto a nivel individual como grupal, en el conjunto global como empresa.

«La propuesta de valor de Bibagu es la de mejorar la gestión de los equipos de las empresas para aumentar la motivación y la productividad de los mismos»

El paso de los servicios «convencionales» de consultoría al desarrollo de la plataforma de software llegó por la propia demanda que se encontraron al ir trabajando la cultura organizacional de los equipos que contaron con Bibagu. Un «mixto híbrido» en el que aplican su metodología propia mediante la tecnología desarrollada y a través de unas encuestas.

Una de las partes del proceso ha cambiado con la evolución de Bibagu, como ocurre normalmente. En este caso, el tiempo de análisis de las encuestas iniciales se ha acortado. Y sin «tecnología comercial» por medio, da implementaciones o servicios más personalizados al tener como objeto de trabajo a los individuos. La consultoría es cercana, bien a través de ellos o de terceros.

Tal y como afirma David, esta parte les sirvió para validar la manera en la que estaban aportando valor a sus clientes y, desde ese punto, digitalizaron para involucrar más a los participantes siguiendo la metodología Lean Startup, basada en «probar, pivotar» para agilizar los procesos y así, trabajar con el grupo de personas objeto del estudio de los que obtienen su opinión de forma anónima. Con los resultados obtenidos ayudan a los departamentos de Recursos Humanos a implementar cambios que cubran las necesidades de los trabajadores y mejorar la salud general de la empresa.

La corresponsabilidad, pieza clave en el proyecto de Bibagu

Las encuestas, que desarrollaron a través de un proyecto de la Universidad de Mondragón, Bateratzen y junto a una colaboradora con más de 20 años de experiencia en Recursos Humanos se convierte en uno de los puntales de Bibagu. En una primera fase de preguntas se prueba y se tantea a los clientes para saber qué necesidades tienen. Con un cuestionario a los empleados donde entran preguntas sobre su papel como embajador de la marca dentro de la empresa, su sentimiento de apego a la misma o su estado emocional, miden cómo se siente el trabajador a lo largo de un análisis de entre 1 a 3 meses.

Bibagu trabaja en diferentes fases, comenzando con una de diagnóstico y concienciación en la que se «lanzan» entre 3 y 5 preguntas diarias y se miden unas categorías, consiguiendo una fotografía inicial de la empresa a la que se envía un informe sobre los resultados obtenidos tras el análisis de cada categoría. El informe tiene una parte con resultados y otra con llamadas a la acción o recomendaciones que se dan a la empresa, generando así una conciencia en ella.

En una segunda fase se acompaña a la empresa, aportando soluciones que se pueden implementar de dos maneras: por un lado, a través de la misma plataforma, Bibagu lanza una serie acciones para que el cliente sepa cómo mejorar los puntos «débiles» detectados en la primera fase. Pero si la empresa decide realizar esas tareas más tarde, existe otra opción, a través de las «intervenciones», muy ligadas al cuestionario, y que se desarrollan en colaboración con otros equipos de gestión de personas y de bienestar.

Bibagu verá cuál es el impacto que han generado las acciones y, con una medición constante, se van tomando decisiones sobre la organización dándole a la empresa toda la flexibilidad posible para que vayan implantando las medidas oportunas y para que los equipos, con el tiempo, sepan utilizar esas herramientas que se les ha proporcionado con el objetivo de que sean «auto gestionables» pero siempre con una persona al frente que lidere los cambios. En definitiva, se habla de «corresponsabilidad», un concepto que involucra a gestores o líderes de la transformación en la empresa y a los participantes de las encuestas que deben dar a conocer el proceso que están viviendo para que se genere el cambio y «se cambie la actitud y la conciencia que ayude a generar conversaciones y temas de discusión que lleven a la toma de decisiones importantes», señala Iñigo.

De momento, esta startup, ubicada en el Parque Científico y Tecnológico de Gipuzkoa está obteniendo respuestas «muy favorables» con su método. En palabras de Iñigo Matesanz, la participación en las encuestas está por encima del 65%, algo «positivo» puesto que, con ese porcentaje, ya pueden obtener información general de una organización en la que ya pueden detectar los «puntos de dolor» para ayudarles a seguir estrategias concretas al respecto, señala Iñigo y siempre, trabajando con «transparencia absoluta».

Foto de la última edición del programa Enpresa Sortuz, donde Bibagu fue uno de los ganadores.

«Basarás tu tecnología en una plataforma, pero el core se encuentra en cambiar la cultura de empresa para que los equipos estén felices, motivados y, por supuesto, sean eficientes», insiste David siendo factible, en esa generación de cambio en la segunda fase que establece Bibagu, no dejar solo al gestor «ejerciendo de líder» para encabezar esa transformación.

La cultura organizacional como una moda o una necesidad

Sin duda, todo este tema que se conoce como «cultura organizacional» está en auge. Preocupa la salud de los empleados de cualquier tipo de organización. No se entiende que el responsable de una empresa mire hacia otro lado cuando se trata del bienestar de su «gente» y más cuando está comprobado que se dan beneficios en el entorno laboral, empezando por los económicos pero…¿cuánto hay de moda y cuánto de necesidad al respecto?.

Iñigo opina que, en un primer momento del desarrollo del proceso, puede ser que la empresa se deje «arrastrar» por lo que están experimentando otras a su alrededor. Pero lo que se ha observado desde Bibagu es que cuando comienzan a medir, preguntar, accionar…y trasladan a sus clientes, estos se dan cuenta de cómo pueden mejorar la empresa generando unas expectativas con acciones que repercuten en los equipos de trabajo.

Es posible que haya una parte de «moda» en todo este contexto, reconocen los fundadores de Bibagu, aunque su política empresarial no sea «vender humo» sino proporcionar esas «herramientas» fáciles de las que hemos hablado para que el cambio cultural en una organización solvente problemas muy comunes como son los de comunicación interna o de escucha, que llevan a algo tan importante como es la huida de talento en una realidad con trabajadores que aportan valor a la empresa desde cualquier parte del mundo gracias al «teletrabajo», que ha permitido una flexibilidad detrás de la que debe haber confianza al 100% en los empleados porque, a día de hoy, se ha cambiado ya la idea de «trabajar por horas a trabajar por rendimiento».

Es decir, según la filosofía de Bibagu, lo normal para un empleado es que se dé una diferenciación de salario, de retribución con respecto a la competencia, pero eso ya no tiene tanta importancia como el hecho de «diferenciarse en la propuesta de valor, de cercanía, de transparencia, de dar más flexibilidad, más libertad a la hora de generar proyectos, valorando toda esa parte emocional para saber qué quieren tus trabajadores y tus candidatos».

¿Está instalada la confianza en la capacidad del trabajador en España?

Actualmente, hay estudios que hablan de que, con la implementación del teletrabajo, ha aumentado el rastreo sobre lo que está haciendo el trabajador. Esos análisis pueden generar «recelos mutuos entre la empresa y el empleado», comenta Iñigo, quien añade que la confianza «demuestra la cultura de la compañía porque da valor al compromiso del trabajador con la empresa». Así, continúa diciendo uno de los fundadores de Bibagu, si los trabajadores se sienten «empoderados» es porque sienten libertad, flexibilidad y confianza, lo cual se traslada a un trabajo mucho más productivo y donde, cumplir los objetivos, se puede conseguir incluso en menos horas, ya que el trabajo se realiza con ese «plus de responsabilidad» porque se forma parte del proyecto.

Interiorizar la cultura organizacional debe empezar por los propios emprendedores

Desde su propia experiencia como emprendedores, los miembros de Bibagu reconocen que el camino es «difícil pero apasionante». En su ánimo está apostar por el tema que les llamaba la atención, el bienestar de las personas. Diseñar el proyecto y lanzarlo al mercado corriendo riesgos es lógico pero ellos contaron con un «feedback» inmediato que llegó del apoyo tanto de instituciones como de clientes potenciales.

En un camino que «no siempre es de rosas», la comunicación con los clientes es «imprescindible» porque «lo primero que debemos hacer es dejarles claro el rol que cumple cada uno en la empresa», tal y como les aconsejó una de las personas que más les ha apoyado siempre, su tutora del trabajo final de grado, Laida San Sebastián, quien les ha dado «muchísimo ritmo» y que les ha hecho ser conscientes de que emprender es «una carrera muy larga, más que un Ironman».

Iñigo Matesanz y David Larrinaga durante la última edición de Startup Olé, en Salamanca

Los apoyos, como indican, son fundamentales para lanzar un proyecto empresarial y Bibagu ha tenido, amparándoles, al Parque Científico y Tecnológico de Gipuzkoa y Garaia con su BIC Gipuzkoa y Saiolan al frente pero también a la Universidad de Mondragón, Fomento San Sebastián o la Asociación de Empresas ADEGI. Todos  y cada uno de ellos han dado a esta startup donostiarra facilidades para acceder a formaciones, o mentores, convocatorias de premios o actividades de «networking» que ayudan mucho a conocer la experiencia de otros emprendedores. Todos ellos funcionando como «guías personalizadas en las que inspirarnos para tomar decisiones correctas sobre el proyecto».

«El ecosistema empresarial vasco está favoreciendo el desarrollo de startups»

Pero los apoyos a las startups no funcionan si el entorno no es el favorable para emprender, afirma David Larrinaga, apuntando que el caso de Euskadi es «muy adecuado» para ello porque, aunque se trata de una comunidad autónoma «muy industrial», también tiene cabida para empresas como Bibagu, que aporta la atracción de nuevos talentos y, con ello, nuevos proyectos.

Desde su perspectiva, «emprender y tener paciencia» deben ir de la mano. «Si un emprendedor piensa que al primer mes ya va a contar con un salario, que se desengañe», dice Iñigo, porque «los beneficios llegarán pero hay que mantener la cabeza fría pensando en resolver un problema y no en aportar una solución inmediata a un reto, que es distinto».

Tener en mente que el beneficio económico no va a ser inmediato es la segunda idea que, desde Bibagu, quieren transmitir a otros emprendedores. Por eso ellos apuestan por su «enamórate del problema y no de la solución» porque, en su opinión, la solución puede pivotar, cambiar, puede adquirir la forma de una plataforma y una consultoría, como decíamos antes pero el emprendedor «debe estar convencido de que existe ese reto y de que quiere aportar un valor a la sociedad a medida que va pivotando».

¿En qué momento se encuentra ahora Bibagu?. Tanto Iñigo como David coinciden en que están en un punto adecuado para definir estrategias y conseguir más financiación de la obtenida hasta ahora. Actualmente son cinco personas, la última incorporación En su equipo se ha incorporado un desarrollador «full stack» y estamos 5 personas) para comenzar con nuevos desarrollos ya que su intención es mejorar las funcionalidades de la plataforma actual integrando nuevos servicios que están testeando con diferentes empresas además de optimizar la experiencia de usuario y conseguir más clientes que nos den su opinión sobre cómo Bibagu les aporta valor.

Con clientes en Euskadi y Latinoamérica, principalmente, los miembros de Bibagu recalcan que su método se puede aplicar a pymes y grandes corporaciones porque la plataforma se adapta a equipos de cualquier tamaño e inciden en la importancia del «boca a boca» entre empresas de su ámbito, departamentos de Recursos Humanos o de gestión de equipos.

Mario Nemirovsky: «El trabajo conjunto de empresas y universidad es clave para la innovación»

El Instituto Ricardo Valle de Innovación tiene una característica especial y es que está creado marcando una diferencia que me gusta establecer entre la investigación y la innovación y lo voy a hacer utilizando una frase de un colega de Barcelona quien me decía, unos años atrás, que la investigación se da cuando tú pones dinero y tienen a mucha gente, investigadores, para trabajar y generar conocimiento. Y la innovación es algo parecido donde hay un grupo de gente trabajando que genera valor. Así que, teniendo los dos cerradas, innovación e investigación, generas el doble, conocimiento y valor.

Esta es la presentación de Mario Nemirovsky, CTO del mencionado Instituto, recientemente inaugurado en Málaga. Hoy hemos tenido la oportunidad de entrevistarle en CEVIpyme para hablarnos de su apuesta por este proyecto, entre otras muchas cosas.

¿Por qué es necesaria una entidad así en nuestro país?

En este momento, según el estado en el que se encuentra la innovación, yo creo que es necesario en todo el mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, aunque exista Silicon Valley y haya muchísima innovación en las grandes compañías, con laboratorios que, al principio, eran de investigación. Un investigador solo puede trabajar si hay grupos de su especialidad pero si quieren utilizar la investigación, ya no pueden hacer una investigación pura. Sin embargo, en España, la investigación tradicionalmente es una investigación pura y si no, fíjate en toda aquella que no tiene necesariamente una repercusión inmediata en la economía pero sí que tiene una aplicación inmediata.

Mario Nemirovsky, CTO del Instituto Ricardo Valle de Innovación, en un momento de la entrevista.

¿Esa aplicación inmediata de la que hablas es directamente en el entorno del ecosistema empresarial?

Si, en el empresarial, cuando generas conocimiento. Por poner un ejemplo, en el área de salud. Si estás trabajando en algo y quieres implementarlo hoy en día, aplicando ya la innovación en forma de productos para el bien y para generar valor e intentando además reducir costes y buscando cómo aprovechar el dinero.

Estuve unos años en Barcelona, que cuenta con el Supercomputing Center, entidad que ha generado muchísimo conocimiento y muchísima gente de gran valor y muchos científicos muy buenos. Pero le faltaba la pata de la innovación porque si no, terminan siendo profesores investigadores o son absorbidos por compañías de fuera de España que saben cómo utilizar ese nudo para generar valor. Y eso ha sido siempre lo que a mí me ha gustado tratar de hacer, es decir, no desaproveches lo que tienes, que se puede utilizar.

¿Esas son las ideas que tú intentas transmitir o que tú intentas llevar al instituto? ¿Innovar Ricardo Valle dada tu experiencia profesional?

Fui nombrado emprendedor del año en Silicon Valley. Siempre estuve tratando de innovar en general y, en esos años, yo trabajaba de profesor en la Universidad de California y, como argentino que soy, siempre pensaba que, si teníamos los conocimientos, ¿por qué no se hacía más? La respuesta siempre venía por el mismo lado, por los gobiernos, que no se han movido, así que he llegado al Innova viendo que ya existe un ecosistema configurado que quiere avanzar y en el que están alineadas las compañías y la universidad y donde hay una predisposición constante para ello.

Viniendo de Silicon Valley y hablando de startups, ¿qué diferencia notas entre las de Estados Unidos y las que observas aquí?

En Estados Unidos hay más allá de Silicon Valley y Silicon Valley no es Estados Unidos. Estamos en San Francisco, en San José, en Palo Alto…y mientras te tomas un café, el que está sentado en la mesa de al lado está haciendo una startup. Si estás hablando con tu amigo, otro está haciendo otra startup y el otro y el otro…Se genera un tipo de energía muy diferente de la de aquí, donde la mentalidad es muy distinta, los inversores son mucho más conservadores aquí y hay miedo al riesgo. Fracasar no está bien visto aquí y el fracaso, en Silicon Valley, se toma como una parte de algo bueno porque se asume que el fracaso no ha sido por culpa del emprendedor sino porque a lo mejor no tuvo ventas, a pesar de que el producto fuera bueno.

Entonces, ¿un problema de las startups españolas es que no aprenden del fracaso?

Yo lo entiendo así porque hay que aprender algo del fracaso. Aquí ya tenemos todo lo necesario para empezar y de ahí, a innovar y a crear, a generar valor, pero estamos lejos.

¿Les estás dando las claves a los emprendedores para corregir estas carencias?

Lo intento porque me pregunto qué es lo que falla, si son los emprendedores, los inversores, el Gobierno…y veo que, en realidad, son los tres.

Hay problemas de gobierno porque hacer una compañía pasa por unas leyes para empresarios y emprendedores que, como he dicho antes, son conservadores, especialmente cuanto más “educados” están, académicamente hablando. Por ejemplo, si quieres contar en un startup con un profesor muy bueno que tiene ideas buenísimas, va a tener miedo de perder su puesto de trabajo si la startup en la que se mete no va hacia adelante porque el profesor no quiere dejar su puesto de funcionario que está bien, donde le paga la Universidad y donde está tranquilo.

En cuanto a los inversores, aquí hay pocos que se la juegan aunque es cierto que, hoy en día, han mejorado un poquito. Te estoy hablando porque estuve 12 años también en Barcelona, y veía el panorama del inversor, que también es más conservador porque quiere invertir y quiere retorno de su inversión mucho más rápido y no entiende que, a veces, necesite poner más para que la startup siga. Con todo, se está aprendiendo y el sistema está mejorando lentamente.

¿Qué tiene Málaga para que el Innova se haya instalado aquí?

Mira, te puedo decir que tiene Málaga para que yo me haya entusiasmado a venir. Cuando Ezequiel Navarro, el Presidente del Instituto, me entrevistó y hablé con la gente aquí y vi las ganas de hacer, donde también se incluía la energía de Paco de la Torre, el alcalde de la ciudad, y hablé con distintas compañías que están aquí, sean o no malagueñas, algunas de Estados Unidos, otras de distintas zonas de Europa…y vi las ganas que tenían todos de colaborar y de trabajar de manera conjunta, me decidí.

Creo que la única forma de ir en ese camino es esta, la colaboración y, aunque nos falta mucho, vamos bien, ya estamos creciendo porque a mí me gusta construir y veo que esto es lo que está pasando.

Finalmente, Mario, quería preguntarte, ¿cuáles son los objetivos que tú te marcas como CTO del Innova a medio plazo?

Quiero crear compañía, crear soluciones. Quizás un año puede ser muy poco para verlo todo implementado, pero por lo menos estar ya encaminados. Para mí será un triunfo cuando vea que estamos en un nivel de alta colaboración con las universidades, empezando por la UMA y de igual manera que con las empresas que están en el sistema. Eso sería lo que me daría placer, digamos. Creo que ese es el camino correcto y que eso generará valor y empleos para llegar a una mejora económica para el sistema y para Málaga, para España y para Europa. La base, el apoyo y las ganas ya están ahí.

Ezequiel Navarro: «Es necesario acercar la innovación tecnológica a las pymes para impulsar su desarrollo»

«Innovar consiste en llegar los primeros y para eso hay que ser ágiles, rápidos y poner en el centro de nuestra actividad a los clientes de nuestras empresas para generar plusvalía, valor, tecnología, know-how y lo que impulsa el desarrollo».
Estas declaraciones forman parte de la entrevista que el equipo de CEVIpyme mantuvo con Ezequiel Navarro, presidente del INNOVA IRV, pocos días después de la presentación oficial de la Fundación Instituto Ricardo Valle de Innovación, cuyo objetivo es «acercar la innovación tecnológica de primer nivel mundial a las #pymes con un modelo inspirado en el FRAUNHOFER INSTITUT para ganar competitividad, escalar, atraer inversiones y fomentar la creación de Nuevas Empresas de Base Tecnológica basadas en el Deep Tech».
En sus primeros seis meses de vida, el número de compañías que colaboran con el INNOVA aumenta sin parar. Su foco se sitúa en la transferencia empresarial industrial articulada en los campos de la microelectrónica, las tecnologías digitales y las redes avanzadas.

¿En qué consiste exactamente este Instituto?

Exactamente consiste en cambiar la envidia por la admiración y los «egosistemas» por los ecosistemas. Consiste en impulsar la innovación desde el punto de vista del mercado, de las empresas, trabajar juntos para hacer proyectos y no inventar la rueda. Consiste, en vez de crear un centro tecnológico lleno de investigadores que buscan clientes, en tener un grupo de clientes y de demanda que tienen proyectos que se van a apalancar y a apoyar en los sistemas de innovación, en los investigadores que estén en toda España, en nuestras universidades y en lo que no haya, contrataremos a los investigadores de todo el mundo que sean necesarios para cubrir. Repito, no hay que inventar la rueda, sino ser rápidos, ágiles, enfocando la prioridad en el mercado, la transferencia, la velocidad.

Foto de familia de la presentación de la Fundación Instituto Ricardo Valle de Innovación

Invertir en ciencia está muy bien pero, probablemente, el fruto de esa ciencia lo aprovechen empresas de otros países, no las empresas de nuestros territorios. Lo que hemos hecho desde la Fundación Ricardo Valle ha sido alinear a las instituciones públicas, Ayuntamiento de Málaga, Junta de Andalucía, patronos de reconocido prestigio, las mayores empresas de Málaga en este primer polo y a las empresas. Aquí están la Universidad de Málaga, la de Sevilla y la de Granada para unir a todos los miembros del ecosistema pero liderado por las empresas. La Fundación es fundamentalmente privada, con capital principal privado y liderado por los proyectos que las empresas quieren y necesitan meter en el mercado con velocidad.

¿A qué tipo de proyectos te refieres?

Nosotros no predefinimos los proyectos sino que les hemos preguntado a nuestras propias empresas en qué están dispuestos y quieren invertir en innovación. Así, han surgido varios grupos como el de microelectrónica, otro de salud digital, un grupo de inteligencia artificial, uno de economía circular y uno de vehículos eléctricos conectados, fundamentalmente. Todos ellos presididos por vicepresidentes, que son a su vez los CEO de las empresas más significativas, como pueden ser, en vehículo eléctrico conectado, DEKRA, institución en I+D con más de 100 años a nivel mundial. También está ACCENTURE, con más de 3.000 personas trabajando en desarrollo de inteligencia artificial o AERTEC en sistemas aeroespaciales, que es la empresa que preside el clúster andaluz aeroespacial y cuyo director, Antonio Gómez, ha recibido el premio al ingeniero del año por el Colegio de aeronáuticos.

También contamos con Endesa Andalucía, especialmente vinculada al territorio, dirigida por Rafa Sánchez y que está en un proyecto brutal de transformación y de cono del «Living Lab», nuestro primer laboratorio en el Parque Tecnológico de Málaga y que puede ser el modelo para extender a lo que queremos hacer en Málaga en el 2027, un modelo de economía circular desde la energía, desde el residuo cero, desde los consumos.

Hace un momento te estaba enseñando los componentes y los productos que hacemos en Premo. Cien por cien economía circular . Componentes que estás en los vehículos eléctricos de todo el mundo. Lo que queremos es hacer eso, extendido a todas las empresas y aunque pensemos primero en el ecosistema del propio Parque Tecnológico, están invitadas todas las empresas de España y las multinacionales ubicadas en nuestro país, como Google o Vodafone, que acaba de abrir su centro de innovación europeo en Málaga. Es decir, que entendemos a Málaga como el epicentro de este Instituto pero sin mirar el color del gato, ya que lo que importa es que cace ratones.

No miro si el que viene conmigo va a ganar más o va a ganar menos, si es mi competidor o qué va a aprender porque yo miro lo que él persigue conmigo, un objetivo común porque así seguro que me va a ir bien.

Dada tu experiencia profesional y empresarial, ¿en qué estado crees que se encuentran actualmente las pymes españolas?

Mucho peor de lo que debieran. Las pymes españolas son mucho más pequeñas de lo que corresponde al tamaño de las empresas por la economía española. Las de Alemania, Inglaterra o Francia son mucho más grandes que las nuestras y no hay más que fijarse en el PIB de cada uno de estos países y compararlo con el nuestro así que, en primer lugar, tenemos un problema de tamaño y un segundo problema añadido porque el ecosistema de innovación no funciona por la falta de conocimiento, es decir, hay pymes que creen que contratar a un ingeniero o aplicar un software con una tecnología existente es suficiente pero no es así porque si aplicas una tecnología que está aplicando todo el mundo y tú no, te quedas fuera.

Hacer I + D tiene que estar enfocado en crear más valor, haciendo cosas nuevas o de manera de manera distinta, no solo productos tecnológicos, también en cómo hacemos las cosas en nuestros propios procesos de negocio, cómo estamos tratando con los clientes o cómo estamos reclutando a nuestra gente. Innovar no va solo de crear productos o servicios, sino también trata sobre la forma en que hacemos las cosas de manera mejor y nueva para crear ese valor añadido. Es así como impulsaremos a las pymes y, para ello, hay que esforzarse en mentalizar mucho más y crear herramientas realmente efectivas porque, por ejemplo, cuando una pyme solicita una ayuda, tiene que hacer un montón de papeleo para ello y la cobra cinco años más tarde, eso solo implica crearle un montón de problemas porque tiene que buscar la financiación de sus fondos propios o de la banca y esperar luego y rogar a ver si con todo el papeleo en orden le llega la pasta.

Dentro de todo este proceso, ¿en qué lugar entra la Propiedad Industrial?

Cuando me invitan desde la OEPM a hablar a su evaluadores, siempre les preguntó para qué sirve una patente y algunas veces me han dicho cosas muy variopintas y no me daban la respuesta adecuada. Yo siempre digo que es para vender más, para ganar más dinero, poder vender con más margen ya que tengo algo que realmente es innovador, aporta más valor y está protegido. Tengo que ser capaz de decirle a ese comercial que está tentado de bajar los precios que no, que mi producto es único y si lo quiere, que lo pague porque esto se trata de tener más margen, solo generando plusvalía seremos capaces de pagar mejores salarios y de invertir más para seguir mejorando el estado de nuestras empresas, nuestras tecnologías y nuestros procesos de innovación.

Rafael Escamilla: «Hay que valorizar el papel de la administración pública en el emprendimiento a través de las Agencias de Desarrollo Regional»

La creación de la Asociación Española de Agencias de Desarrollo Regional, conocida como Foro ADR´s, nació hace 20 años de una forma casi casual porque, todas las regiones, españolas y europeas, tenían un organismo, esa entidad de derecho público que promueve las políticas de Pymes, las políticas de emprendimiento, de financiación a la innovación, de crear espacios para crear, para  invertir, que fomentan la internacionalización, que fomentan la transferencia de tecnología, los recursos para aplicar la I+D y a las que se les llama «Agencias de Desarrollo Regional».

Así comienza nuestra conversación con Rafael Escamilla Domínguez, Secretario General de Foro ADR, recordando el origen un modelo que surgió, en España, en las décadas de los 80 y 90, coincidiendo con el Estado de las Autonomías, cuando las regiones «comenzamos a tener dinero y competencia propia para gestionar nuestras políticas públicas de pyme».

En la Comunidad Valenciana se llama IMPIVA, en Madrid IMADE, en Cataluña, Acció, el Instituto de Fomento de Murcia, el Instituto Gallego de Promoción Económica… Así, las 17 comunidades autónomas. Todos teníamos nuestra Agencia de Desarrollo Regional, pero no había una vertebración entre todas. Es EURADA, la Asociación Europea de Agencias de Desarrollo Regional que nació hace 30 años, la que nos puso a todos en contacto porque no solo convocaba a las agencias de Desarrollo Regional del resto de países, sino también a las españolas y, curiosamente, de ese contacto, de ese permanente encuentro en Bruselas, surgió la necesidad de vernos en el territorio nacional porque pensamos que si nos estábamos reuniendo en Bruselas, ¿por qué no tomar la iniciativa de forma espontánea?. Y eso fue lo que comenzamos a hacer desde el año 2000, constituyendo primero un foro de debate en el que hablábamos de los temas que, las regiones y las comunidades autónomas, teníamos como prioridades para gestionar los fondos regionales, nacionales y europeos, para aplicar esas políticas que necesitábamos ir renovando permanentemente con la PYME, con el emprendedor, en el ámbito de la I+D,  de la financiación en todos estos ámbitos tan amplios que sumergen al de la industria y de la economía y entonces comenzamos a reunirnos. Se empezó a hablar del Foro de las ADR y al final, en el 2007, consideramos que tenía entidad suficiente, dimensión suficiente, para crear una asociación. Entonces se creó la Asociación Española de Agencias de Desarrollo Regional que tiene una presidencia rotatoria pero que la Secretaría General sí que, a efectos de una funcionalidad práctica, se designa a una Agencia de Desarrollo y, en concreto, más que una Agencia de Desarrollo, a una persona que haya estado dentro del proceso de constitución y que tenga el conocimiento de la gestión de la propia red. Y este es el caso que recae ahora en nosotros, en la Comunidad Valenciana, a través del IVACE y en concreto conmigo, desde el 2016, ocupo este puesto de Secretario General.

¿Ha habido un antes y un después desde su origen en 2007?

Ha habido un antes y un después porque nosotros, en realidad, nacemos con ese ámbito de intercambiar, a priori, las preocupaciones más globales, más generales, de funcionamiento, de gestión de recursos, de gestión de las ayudas, de los programas operativos de nuestras regiones frente a la Unión Europea, de la propia estructura interna o de los temas de personal. Somos un poco de naturaleza híbrida porque somos entidades de derecho público pero nos toca mucho tratar y trabajar con el derecho privado porque somos la ventanilla frente a la pyme y tenemos que dinamizar permanentemente instrumentos y servicios muy ágiles. Partiendo de conceptos más globales, vimos que necesitábamos también descender a temáticas muy específicas, por ejemplo, el emprendimiento. Con el emprendimiento en España, las Agencias de Desarrollo Regional hemos cumplido un papel esencial en la puesta en marcha de las primeras infraestructuras para los emprendedores. Contamos con las incubadoras de empresas o nuestros Centros Europeos de Empresas de Innovación (CEEIs), desde donde nació incluso la Asociación Nacional de los CEEIs, ANCES pero, en el ámbito del emprendimiento, se han generado tantos interlocutores que, al final, se ha quedado muy difuso y las agencias de Desarrollo Regional hemos querido, desde el primer momento, mantener ahí un orden, una interlocución, una gobernanza de lo que es el emprendimiento porque, al final, hay que destinar también recursos y hay que valorizar las buenas prácticas y hay que poner un poco cada uno en su región, en su comunidad autónoma, valorizar ese papel de la administración pública en el emprendimiento a través de las Agencias de Desarrollo Regional y de ahí se creó entonces un grupo de emprendimiento pero lo mismo ocurrió, por ejemplo, con la economía circular, donde todos tenemos que trabajar necesariamente con conceptos de economía circular, de simbiosis industrial o con el tema de la financiación a la innovación, nuevos instrumentos de financiación que, aunque existan otros organismos específicos de financiación en los territorios, las agencias no podemos abandonar esa parcela porque estamos frente a la empresa y entonces actuamos muchas veces en esa interlocución de la oferta y la demanda.

También en el espacio, por ejemplo, de los clústeres, que hemos trabajado igual que en los Digital Innovation Hubs, espacios donde hay una gran cantidad de recursos con la Agenda Digital europea hasta el 2030, con los Next Generation… Estamos trabajando, por ejemplo, tras la pandemia, con espacios que emergieron donde había una preocupación en el sector del automóvil ya que, muchas comunidades autónomas, la mayoría, tenemos directa o indirectamente al sector implicado generando riqueza y empleo y hemos creado un grupo para eso. De la misma forma, hemos generado un grupo en desarrollo territorial sostenible por la España despoblada puesto que hay Comunidades Autónomas que tienen auténtico problema del despoblamiento y así, vamos intentando generar grupos de trabajo y dinámicas que van avanzando, que van evolucionando y que nos permiten esa viveza, ese intercambio de expertos -en los grupos participan más de 200 expertos de las agencias de Desarrollo Regional- que intercambian el conocimiento y que promueven esa colaboración.

Es muy interesante porque siempre decimos que tenemos nuestro escalado a nivel europeo a través de EURADA. Y es verdad, mantenemos mucha interlocución con la plataforma europea. Nos nutrimos en temáticas, en conocimiento, en proyectos, en propuestas, y eso nos enriquece recíprocamente. De hecho, hemos tenido incluso a un director de EURADA, español, durante 7 años y eso ha sido una representación del «lobby» en el mejor de los sentidos porque «lobby» hay que utilizarlo siempre en positivo y que, en las agencias españolas hemos hecho, en el seno de las instituciones, a nivel regional europeo.

Centrándonos en las PYMES. ¿Qué mecanismos concretos tenéis para que las PYMES puedan acceder a vosotros?

Los mecanismos no son de la asociación porque esta es un paraguas que le da cobertura a 19 grandes agencias, digamos 20. Somos 17 comunidades autónomas y cada una de ellas cuenta con su Agencia de Desarrollo. Luego están las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y la número 20 es porque la Comunidad de Madrid, por su propia coyuntura de capital y comunidad autónoma tiene, además de a la Dirección General de Economía, a Madrid Network.

De esta forma, la gestión de servicios y de programas a las pymes están en cada una de las agencias que después la asociación les da el paraguas para mantener interlocución, dinamismo, comunicación, etcétera. Pero los servicios de los programas están en cada una de las agencias. Por ejemplo, desde IVACE tenemos todo lo que son las convocatorias anuales de esos programas hacia la I+D+i, hacia la parte de sostenibilidad y energía, la parte de internacionalización y, además de esos programas, tenemos una serie de servicios que prestamos en información industrial, patentes y marcas, en internacionalización, en programas europeos, servicios para que las empresas encuentren socios, para participar en proyectos de la Unión Europea, para encontrar financiación europea a sus propuestas, etcétera.

Has mencionado la información en Propiedad Industrial. ¿Cómo gestionáis esos servicios y cómo atendéis a las empresas en esta cuestión?

La mayor parte de las Agencias de Desarrollo Regional somos, a su vez, centros regionales de información industrial, patentes y marcas. Cuando digo centros regionales es porque, en la materia de propiedad industrial, la legislación es europea y es nacional por la transposición de la normativa internacional europea a nivel nacional pero luego los territorios tienen competencia en la gestión y en la ejecución y eso son las oficinas regionales que se coordinan con la Oficina Española de Patentes y Marcas, que se coordinan con la Red Europea de Propiedad Industrial y que, por tanto, mantienen una trazabilidad permanente en lo que es el servicio. Cuando en un territorio, en una ciudad, a través de una Agencia de Desarrollo Regional, se está prestando un servicio en propiedad industrial, es un servicio homologado, estándar, que está perfectamente coordinado por la Oficina Española de Patentes o la Oficina Europea y entonces son servicios transversales que tú en tu territorio puedes gestionar pero que tienen una trayectoria y un alcance nacional e internacional.

A su vez, desde el año 2007, se puso en marcha, por parte de la Comisión Europea, la red de centros de empresa europea, la Enterprise Europe Network. Es muy interesante porque ha venido a ser la única ventanilla para la PYME en Europa ya que había una gran dispersión con las euro ventanillas, los centros de enlace, de innovación, etcétera y la Comisión Europea decidió que había que unificar en una única ventanilla, se hablara de internacionalización, innovación, patentes y marcas, en financiación a la I+D…tenía que existir un único espacio de interlocución con muchos actores detrás y cada actor sería especialista en algo sin que la PYME percibiera cuántos actores podía haber detrás, sino recibir un mensaje unívoco y uniforme allá donde se encuentre, sea en Elche, en La Coruña, Helsinki o Copenhague, algo que ya desde el inicio, consigue la EEN y, la parte de propiedad industrial de patentes y marcas, se homogeneiza también a través de estos servicios porque comienzan a ser una de las patas de la red de la que estamos hablando por lo que, la parte de propiedad industrial también se configura ya de una forma conjunta a nivel de todas las regiones europeas y por tanto, se estandariza un servicio mucho más homogéneo.

¿Qué mensaje lanzarías a emprendedores y pymes para que acudieran a vosotros?

Necesariamente una PYME o un emprendedor debe aprovechar los recursos que tiene delante porque allí están para, muchas veces, marcar el elemento diferencial, de escalar o no, de salir al mercado o no, etcétera. Entonces, las Agencias de Desarrollo, llámese la Agencia IDEA en Andalucía, llámese SPRI en el País Vasco, Acció en Cataluña, ICE Castilla y León, el Instituto Aragonés de Fomento y podría citar así todas las comunidades autónomas, porque todas tienen ese organismo que gestiona fondos regionales, fondos nacionales y fondos europeos para la PYME. Y no solo fondos, sino que prestan servicios y facilitan servicios también europeos a través de sus ventanillas, servicios que son gratuitos en la mayor parte de las ocasiones porque están financiados por fondos nacionales o europeos que además, le van a permitir diferenciarse a esa PYME, abarcar proyectos de mayor envergadura y que además saben que su interlocutor, que es la Agencia Regional de Desarrollo, convive con órganos nacionales que están también con competencias en la materia. Por ejemplo, nosotros nos coordinamos con CDTI  a través de convenios regionales, en todo lo que es la política de I+D+i y nos coordinamos también con Enisa, Empresa Nacional de Innovación, con el ICEX en internacionalización porque participamos en su mesa interterritorial de exterior y así podría repetir distintas parcelas y distintos campos. Entonces claro que hay que decirle al emprendedor y a la PYME que utilice los recursos que hay los utilice porque  es aumentar su ventaja.

Finalmente, echando la vista atrás desde que surgió el Foro de Agencias de Desarrollo Regional, ¿ qué es lo que os queda por hacer?

Siempre queda muchísimo por hacer porque estamos en permanente cambio. O sea, que la autosatisfacción aquí no cabe, porque cuando estás celebrando algo ya te está viniendo una revuelta en un sentido u otro. Por ejemplo, estamos en estos momentos con unos problemas de coyuntura geopolítica, geoestratégica internacional, que están afectando a nuestras empresas, a nuestra industria, a nuestros sectores. Estamos con un cambio climático que afecta también, de forma directa o indirecta, con parámetros de digitalización, de sostenibilidad…Todo son dinámicas que tenemos que abarcar desde las agencias de desarrollo, porque al final tenemos que crear servicios y programas que sirvan para avanzar en las coyunturas que se nos van planteando, por lo que queda por hacer tanto cuanto exista el tiempo por delante.

Felipe Romera: «Las pymes innovadoras deben entender los tiempos de crisis como oportunidades para crecer»

Felipe Romera lo tiene todo. Este caballero, soriano de nacimiento y andaluz de corazón, está inmerso en un año lleno de reconocimientos por la labor que desempeña desde hace más de tres décadas en su tierra de adopción, Málaga.

Tras recibir la Medalla de Oro de Ametic, ser nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Málaga, impulsar la creación de la Fundación Instituto Ricardo Valle de Innovación y recibir el Premio «Personaje Único» de Innovadores, otorgado por el diario El Mundo de Castilla y León, nuestra entidad entrevista al hombre que dirige, desde 1990, el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) en Málaga y que, desde 1998, preside la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE).

Este año estás sembrado. ¿Qué pasa con Felipe Romera?

Mira, no me lo podía imaginar. Y todo ha pasado desde el mes de marzo, un tiempo mágico. Primero con una sensación de agradecimiento a Ametic, la patronal de las empresas digitales, con quienes tengo relación porque formo parte de su comité directivo en representación de los parques españoles y porque estoy en el grupo en el que escribimos artículos. Lo que no pude imaginar es que tuvieran la deferencia de darme esa medalla. Al principio no lo entendía porque me preguntaba…con la cantidad de gente que hay en España en el mundo de la empresa… no me lo creía pero me hizo mucha ilusión.

Luego llegó el Honoris Causa, que imagina lo que ha significado para mí, el “summum” porque he pasado toda mi vida, de forma indirecta, ligado a la universidad. Así que este reconocimiento, por parte de toda la comunidad universitaria, primero por parte de mis compañeros de Telecomunicaciones y luego por toda la escuela en pleno, por la Junta de Gobierno y el claustro, te pone en las nubes, en un nivel de agradecimiento infinito. Y, en el fondo, lo que pasa es que cristalizan cosas. Yo nunca pensé que pudiera estar ahí porque yo lo que hago es trabajar sin parar e intentar desarrollar modelos que, aunque la mayoría de las veces salen mal, las que salen bien, lucen el doble. Pero bueno, un agradecimiento total a todo el mundo en unos meses que, ni en las mejores circunstancias de mi vida, pude pensar que se dieran así y estoy muy feliz.

¿Cuál es el atractivo de Málaga para que, personalmente, apostaras por ella hace más de treinta años?

Te puedo contar los orígenes, que son muy sencillos porque soy soriano de la diáspora y los sorianos sabemos que, llegado el momento, tenemos que irnos de nuestra tierra. La razón es que, aunque en el entorno de Soria se favorece mucho la formación y la educación, no tenemos lugar, así que también sabemos que nos tenemos que ir, como ocurrió en mi caso, cuando me fui a Madrid donde me contrató Ericsson, empresa que me envió a vivir a Suecia casi desde el primer momento.

En Suecia veía a las cajeras del supermercado que iban a Málaga en invierno y volvían con un aspecto tan bueno que pensaba que Málaga debía ser el paraíso. En esas, me llamaron de Secoinsa que, en ese momento, era la empresa nacional de informática. Me pidieron lanzar un proyecto que parecía imposible y que se ubicaba en Málaga. El destino.

La empresa Fujitsu compró a Secoinsa, así que tuve la oportunidad de viajar mucho a Japón y a otros países. Conocí el ambiente de Silicon Valley y me planteé que quería encontrar un sitio donde desarrollar mi vida y vivir bien. Estuve dudando muchísimo, pensando si me iba con mi familia allí o a Málaga y decidí apostar por una tierra gracias a la que me siento 100% malagueño, tanto como soriano. Una cosa llevó a la otra porque, de hecho, crear el parque, de alguna forma, fue una excusa para quedarme en Málaga. Yo era el jefe de nuestro grupo de I+D en Ericsson, grupo que tuvimos que cerrar y pensé que debía hacer algo para que todo el equipo se quedara en Málaga, ya que muchos vinimos de fuera para desarrollarlo. Crear el parque nos ofreció esa oportunidad y, a partir de ahí, discurrió todo. Y a esto hay que añadir que la apuesta personal en esa época era más difícil que ahora, que puedes elegir dónde vivir y trabajar.

Siempre vi claro que teníamos que hacer el parque por estar en Málaga, un lugar magnífico donde se podía atraer mucho talento al mismo tiempo que se ofrecía una forma de vida. De hecho, recuerdo que estaba convencido de que iba a venir gente de toda Europa y pensaba que el parque se iba a llenar en dos años. Y es verdad que ya, en la Costa del Sol, había mucha gente viviendo, gente muy valiosa que se había jubilado, responsables de grandes empresas, por ejemplo, así que pensé que lo que quería conseguir estaba tirado. Tanto es así que conseguí que Tom Burns escribiera en el Financial Times un artículo sobre la ruta desde Málaga para venir aquí a instalarse.

El problema es que no pasó nada de lo que yo pretendía porque, además de las condiciones de vida de la época, era importante tener un ecosistema y no lo teníamos, a pesar de sí contar con un cierto entorno de la ola de innovación que se desarrollaba en aquel momento, la de la electrónica. Teníamos Alcatel, Fujitsu o Siemens pero, en ese escenario, no era tan fácil atraer a otras empresas a que vinieran. Y así, en esta situación, empezó el parque, con mucho fracaso porque, en España, entre el año 92 y el 99, el sector de la electrónica o de las tecnologías de la información comenzó a reducirse a la mitad y, a lo máximo que yo podía aspirar, era a traer fábricas de electrónica a un parque tremendo, de 180 tareas. A pesar de todo ello, sí que había un cierto espíritu emprendedor que cuajó al cabo de los años, con una incubadora grande como era BIC Euronova.

¿Cómo pudisteis despertar el interés por el parque?

Al principio, la propia sociedad malagueña y la española en general, esperaba que los parques fueran «Silicon Valleys». Los parques surgieron en España a partir del 80, cuando se crearon las comunidades autónomas después de la Constitución. En todas ellas se pensó que, en innovación, hueco que no lo ocupaba nadie, iban a ser los parques los lugares adecuados para desarrollarla.

Se creó el parque de Zamudio, en el País Vasco y, a partir de ahí, hubo una simpatía en el resto de las comunidades por querer su propio parque tecnológico. Además, diríase que cuanto menos desarrollada era la comunidad autónoma, se hacían parques más grandes. De hecho, el nuestro es de los más grandes de España cuando aquí, el nivel de desarrollo económico tecnológico era muy bajo y repito, teniendo en cuenta que ya nos movíamos en un cierto entorno empresarial. Después surgieron el Parc Tecnològic del Vallés, en Barcelona, como un lugar para desarrollar la industria electrónica hasta el punto que consiguieron que Hewlett Packard, que en principio iba a ir a Madrid, se decantara por la capital catalana. Y luego surgió el de Tres Cantos, en Madrid, en la misma época en la que empezó a crearse una Universidad Politécnica en Málaga.

Retomando algo de lo que comentas ¿no es una contradicción que, en las comunidades autónomas que tenían menos desarrollo, se presentaran los parques tecnológicos más grandes y potentes?

Es totalmente contradictorio, pero yo diría que las comunidades más atrasadas, desde el punto de vista tecnológico y económico, pretendían entonces y con más ímpetu, que el parque fuera su elemento de desarrollo. Es decir, pensaban que lo mejor era hacer algo grande para atraer proyectos y empresas. De hecho, ocurre con los parques de Ourense o de Valencia, también grandes y ejemplo de esa contradicción de la que hablamos porque, en el fondo, los parques más pequeños son el de Madrid y el de Barcelona. Zamudio ya se creó también con una cierta dimensión pero pienso que fue debido a la creencia de muchos elementos políticos entonces, que consideraban que podía ser un espacio de desarrollo, de transformación y de atracción de inversiones extranjeras. Esta era la idea pero la frustración vino en todos los parques y el de Málaga no fue una excepción porque vimos que las empresas extranjeras no terminaban de venir, así que rápidamente, y con ese elemento de crisis añadido, las comunidades autónomas empezaron a pensar que, a lo mejor, se habían equivocado en este modelo de parque porque se hicieron unas grandes inversiones para un mercado que no respondía a las expectativas creadas. Fue un recorrido del desierto de todos los parques españoles, donde existía esa sensación, unida a que se empezaron a perder apoyos políticos.

Pero, en los años 1999 y 2000, llega internet a los parques a España, donde esta tecnología era, básicamente, un módem conectado a la línea telefónica con la que se conseguían velocidades de 4800 bits por segundo o, como mucho, de 9600 bits por segundo. En la receta de cómo había que hacer un parque, fruto de las experiencias de EE. UU. o del Reino Unido, decía que había que llenarlos de fibra óptica y así estaban pero no servía de nada cuando las empresas querían teléfono y no lo había. Sin embargo, desde 1999, salimos beneficiados porque fuera de los parques no se podía usar internet de alta velocidad y, en ellos, gracias a la fibra óptica, podíamos dar una velocidad de internet tremenda, lo que nos ayudó a que los parques se llenaran de empresas hasta el 2007, año en que llegó la debacle, perdiendo con la crisis más de 3.000 trabajadores hasta el 2015.  Con todo, ganamos 5.000 empleos en ese mismo tiempo porque empezó a desarrollarse otra ola de innovación muy local, la de la productividad orientada a la innovación, en la que no solo sufrieron las empresas pequeñas sino también las grandes, que vieron que la única posibilidad de subsistir era desarrollando procesos de innovación internos, mejorando su gestión.

Y empezaron a llegar multinacionales que vieron que, por fin, teníamos un ecosistema donde había más de 10.000 personas desarrollando software y mucha gente trabajando en una cierta tecnología. Casos como Oracle o Huawei me demostraron mi error inicial, cuando pensaba que el sol y la playa eran suficientes para atraer empresas. Las multinacionales compraron startups locales de alto valor tecnológico que no podían crecer por falta de financiación y, a partir del 2016 y coincidiendo con la cuarta revolución industrial de las tecnologías digitales, el parque empezó a consolidarse como un lugar de referencia para startups europeas que vieron una oportunidad para venir gracias a la proximidad de las grandes empresas que se interesaban por nosotros. Empezaron la inteligencia artificial y el Big Data transformando incluso las empresas que teníamos aquí y se empezó a cerrar un círculo en el que ya participaba la universidad, que amplificó toda la visión del parque porque ese es el entorno real donde esas empresas de fuera podían y querían recabar profesionales que les ayudaban a desarrollarse y a crecer. Se creó El Rayo Verde, ampliando así las relaciones con el conocimiento y arrancando con impulso y éxito, generando empleo, como ocurrió el año pasado, cuando crecimos en 2.000 personas en neto, casi un 10%, en un momento de dificultad extrema por la pandemia.

Al contrario de lo que pueda parecer, la crisis producida por la pandemia nos ayudó mucho porque adelantó el uso de tecnología digital al menos 5 años. Nos cogió a todos en una situación para la que nadie estaba preparado, aunque hubiera empresas donde se había instaurado el teletrabajo. Fue tan brutal mandar a toda la gente a casa, que tuvimos que asimilar esta transformación tan potente que debíamos realizar para que las compañías siguieran operando, ya que el parque se quedó vacío de un día para otro.

Y siendo un proceso muy forzado de adaptación porque no todas las empresas estarían preparadas para irse a casa

En mi opinión no estaba adaptada ninguna. Pasar de una empresa presencial a una empresa cien por cien en teletrabajo, ninguna. Vi los esfuerzos de las empresas por comprar ordenadores, por llevarlos a la gente, cambiar todos los métodos, etcétera y de la necesidad se hizo virtud porque no había más remedio que hacerlo. Y además, ese modelo resultó ser de mucha mayor productividad que el de las empresas en presencial. La productividad venía porque uno, como estaba en casa, estaba aburrido y se pasaba el día trabajando y eso hizo que las empresas reflexionaran y dijeran eso de «esto es lo que me interesa a mí”.

En este tiempo tan crucial, logré convocar a las empresas para hacer un club. Fue muy fácil porque todos los ejecutivos estaban en sus casas y todo lo que es imposible hacer de forma presencial, se consiguió de manera virtual, creando un club de empresarios donde seleccionamos las 50 empresas de las 600 más relevantes, las más tecnológicas. Su unión fue algo inédito porque las empresas compiten unas con otras en el mismo mercado pero, en estas, decidieron cooperar ante ese cambio de situación tan radical.

Me explico. Las tecnologías van a tal velocidad que incluso las más grandes son incapaces, por sí mismas, de acaparar todos los mercados y necesitan cooperar para ampliarlos. Y todo esto que te cuento ocurrió en un contexto de entusiasmo en medio del anuncio de los Fondos de Recuperación, entusiasmo que llegó a las empresas, que empezaron a proponer proyectos de cooperación entre ellas con la Universidad y no al revés, como había sucedido hasta el momento. A mí se me abrieron los ojos, viendo un elemento de gran valor y nos preguntamos cómo podíamos aunar todo eso sin un instrumento para desarrollar estos proyectos trabajando con la universidad. Y así empezó el germen del Instituto Ricardo Valle de Innovación, reuniendo a todas las grandes empresas del parque y sin competir entre ellas sino uniendo fuerzas.

¿Qué pretendéis con la creación del INNOVA IRV?

Puedo atreverme a decir que este Instituto nos va a cambiar el sistema innovador del país porque claro, el problema es que mientras en ciencia no estamos mal, en innovación estamos para salir corriendo. Nos falta la capacidad de cambiar el sistema productivo del que tanto habla la gente, un sistema basado en la innovación, en la capacidad de desarrollar nuevos productos y servicios sobre el conocimiento pero por parte de las empresas que son las que conducen a incrementar el PIB, por decirlo así. La Universidad gasta y eso está bien, fantástico, cuanto más mejor. De hecho, en el discurso de investidura como Doctor Honoris Causa, empecé hablando de la ciencia básica. La mecánica cuántica de la que hablé fue un aprecio al sistema científico, que en su día tenía a 25 locos en todo el mundo que crearon una nueva teoría alrededor de la materia y consiguieron transformar el mundo. Es decir, esta idea de que la ciencia no sirve es equivocada, todo lo contrario, pero en estos momentos es la innovación la que tiene que ser el tractor, utilizando todas las tecnologías digitales que tenemos a nuestra disposición.

Vuelvo a otro atrevimiento. Pienso…si esto lo estamos haciendo en Málaga, creando un modelo de cooperación empresarial para desarrollar proyectos privados en todo el país, este país cambia. Ya lo dije en Barcelona, delante de todas las empresas, los políticos catalanes, la Secretaria de Estado Teresa Riesgo…es decir, tenemos que buscar lo que llama Mariana Mazzucato,  «visiones de país». Cuando los americanos montaron una misión, como fue llevar al hombre a la luna, toda la ciencia y la tecnología se alineó con un propósito y eso es lo que hay que hacer en España, por eso digo que este es mi atrevimiento. Pero Málaga sola no sirve, es decir, el Instituto va a ser nuestro vector de desarrollo del parque en los próximos años porque, además de tener un ecosistema con personas, existe ese ecosistema de empresas que cooperan y está abierto a cualquiera y esto es un eje, no solo malagueño, sino de un sistema de innovación como es el español que quiero impulsar. He pasado toda la vida animando pero si no tengo el consuelo y el respaldo de los que lo tienen que hacer, predico en el desierto.

Está claro que apostaste por la unión entre la Universidad y el sector productivo que, todavía a día de hoy, no se da en todas las comunidades autónomas

Si, efectivamente, si te das cuenta es toda una vida en ese empeño. Llegué aquí y vi que no contaba con una Stanford ni nada parecido. La Universidad de Málaga todavía, casi, no ha dado egresados en temas de ciencia y temas tecnológicos y ya entonces me preguntaba cómo me iba a apañar sin una universidad consolidada. En estos 30 años me he empeñado, con muchos vaivenes, en que la Universidad haya sido parte importante de esto y así he conseguido que, al menos los dos últimos rectores, se lo hayan creído, además de hacer ver que el parque siempre ha sido una gran oportunidad para nuestro mundo académico.

Si recuerdas el discurso del rector cuando me dieron el Honoris Causa, fue más más efusivo que el mío en este aspecto. La comunidad universitaria todavía no es permeable en su totalidad a estos procesos porque es muy fácil que tengas dinero para hacer lo que quieres pero a lo mejor no se puede porque lo que tú haces se contrapone a la necesidad del sistema productivo. Es decir, que en vez de ser tú el motor, con la idea esta de transferencia, de que yo hago la ciencia y ahora lo paso a una empresa para que haga los productos, se trata realmente de una interacción. De hecho, hay muchas compañías que van por delante de la Universidad y no tienes más que ver que las empresas de datos de Estados Unidos (Google Facebook, Amazon), que invierten más en I+D que casi media Europa y por lo tanto, cuanto inviertes en conocimiento superas al conocimiento universitario, al menos en muchos temas. La interacción entre el mundo académico y el empresarial es el detonante para que se establezca una relación de igualdad.

En estos momentos estamos llegando a un equilibrio y así es más fácil utilizar el conocimiento, venga de donde venga, para desarrollar la economía. Y en esa integración pues claro que se gana. De hecho, la propia Mazzucato viene a decir que el desarrollo tecnológico del mundo ha estado impulsado por la Universidad pero no solo con ella, de tal forma que esa idea de transferencia clásica se tiene que convertir en una idea de cooperación mutua, donde todos los agentes implicados aporten valor para el desarrollo de nuevos productos y servicios que hagan crecer la economía para tener un país mejor, con más riqueza y más sabio.

¿Y a qué nivel deben estar involucrados los políticos y las instituciones?

Empiezo diciéndote, con sinceridad, que están poco involucrados. En la innovación casi nada. En la ciencia, un poco más. Me pregunto cómo va a hacer el Gobierno una Ley de la Ciencia y la Innovación cuando esta no se ve. ¿Dónde están los agentes de la demanda?. Los agentes demandan, los parques, que son muy potentes en este país, los parques tecnológicos, los centros tecnológicos, las incubadoras de empresas, los clústeres tecnológicos, las plataformas tecnológicas, Ametic como punta de lanza de la patronal, ¿ cómo no podemos estar metidos en la ley?. No me pongo a ver los requerimientos legales o las barreras que tienen pero si tú quieres hacer realmente una ley de este tipo, tendrás que aunar, porque si no, harás una ley solo de ciencia. Tenemos un gran déficit que hay que cubrir con una política, evidentemente. Pero si no hay apoyo por parte de nuestros políticos, otra opción es apostar por un modelo como el del Instituto Ricardo Valle, donde los tractores son las empresas.

Con todo, las políticas públicas en este tema son muy relevantes en el mundo porque se ha visto que, cuando se ha intentado potenciar la innovación del sector público, la innovación ha crecido de una forma importante. No tenemos más que ver a Estados Unidos, a China, como referentes de cómo están creciendo realmente en el tema de innovación…a Corea o a Finlandia en sus tiempos… Tenemos mucho que  andar y la palabra «innovación», para los agentes públicos, tiene que ser algo más que un nombre que suena bien. Desde mi punto de vista, el sistema de innovación es esa mezcla, como te he dicho, el intercambio entre el sistema público-privado y los agentes intermedios de la demanda, y eso es por lo que yo estoy luchando hace muchos años con los ministerios.

Es el momento de transformar el país, meterse en el ADN del sistema de ciencia e innovación y eso es un esfuerzo que a lo mejor, claro, es difícil. Con esta ley de la Ciencia vamos a ser capaces mejorar en el ranking de la I+D privada gracias a las empresas, que deben cooperar y sentirse dentro del ecosistema. Y no podemos quedarnos quietos, que es lo más cómodo. Digo yo que tendremos que decidirnos y arriesgarnos.

Cambiando un poco de tercio ahora, habéis firmado un acuerdo con Enisa que supone otro hito para el parque malagueño

Así es. APTENISA es un proyecto que intenta ir en la misma dirección, poner orden, establecer una estrategia común, un hito de valor para crear 32 startups y, por otro lado, tenemos el objetivo de crear una red de Business Angels de los parques que trabajan en cooperación. Así dicho supone un proceso de transformación muy importante en los desarrollos de startups en los parques que, de alguna forma, procede del parque de La Salle, en Barcelona y del Parque Científico de Madrid, para expandir algunas de sus prácticas al resto de los parques.

El gran reto que tenemos es hacer pymes innovadoras o pymes con capacidades para poder desarrollarse mejor porque el gran riesgo que tiene la PYME española es que, como empiecen a interactuar con las tecnologías digitales, las van a arrasar porque, en estos momentos, el vector más preocupante es la tecnología. La información va a la nube, su acceso y su distribución, con una red de internet donde hay vulnerabilidad en muchas ocasiones, que buscan tus datos y los usan sin más….en el contexto de las pymes, en este proceso cada vez más digital, pocas están protegidas a ese nivel y no se pueden permitir invertir en sistemas que les protejan de ataques, no como las empresas grandes. No digitalizan, como mucho tienen una página web. Y lo que está haciendo realmente la digitalización es poner accesibles los mercados a otra gente y, aunque tú tengas un mercado local, aunque veas en proximidad, te pueden atacar tus productos y servicios. Para ellos es un mundo desconocido y a las pequeñas y medianas empresas les da pavor tener estos riesgos. Las ayudas a la digitalización no son suficientes para el momento de riesgo que estamos viviendo y eso que las pymes desempeñan parte importantísima del empleo de nuestro país.

Las pymes tienen que ver que también estamos ante nuevas oportunidades para crecer en un ambiente de crisis porque la digitalización no va a parar, es un vector de desarrollo que implica nuevos empleos donde se va y es una ventana que, en el Instituto Ricardo Valle, queremos dejar abierta porque, una vez que tenemos los proyectos, se crean nuevas instalaciones y difundimos hacia la PYME lo que hemos hecho. Pequeñas y medianas empresas hay muchas, nadie las encuentra pero resulta que son motor del nuevo modelo económico.

Hace años hicimos un estudio sobre las empresas innovadoras de los parques, con profesorado de la Universidad Carlos III de Madrid. Y surgió algo muy curioso, que una empresa del mismo tamaño y tipo que estaba en un parque, facturaba un 40% más que la que estaba fuera. Estaba claro que la publicidad que lanzamos era que estar en un parque era beneficioso para una empresa, o sea, que aquellas que viven en entornos innovadores se desarrollan mejor y esto es lo mismo que ocurre con las personas y con las pymes, en este caso.

Parece que en tus reflexiones, tienes alguna espinita clavada, después de tantos años de trabajo que llevas en el Málaga Tech Park

Muchas te digo porque, de verdad, la mayoría de las cosas me salen mal y esas espinitas son parte del camino, que nunca es de rosas. Centro mi vida en hacer cosas sin parar y en asumir riesgos porque es mejor errar que no hacer nada y si tienes una derrota, hay que abrir un camino nuevo. Del éxito, se aprende poco.

Cristina Amate: «El emprendedor que acude a la Agencia IDEA se lleva a casa el problema resuelto»

Adscrita a la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad del Gobierno de Andalucía, la Agencia de Innovación y Desarrollo del Gobierno de Andalucía (Agencia IDEA) cuenta, en cada una de las provincias de la comunidad autónoma, con personal especializado en materia de propiedad industrial gracias a un convenio de colaboración firmado en el año 2002 con la Oficina Española de Patentes y Marcas O.A.

La Agencia IDEA es, además, un referente por sus años de conocimiento del tejido productivo y presta una atención «personalizada, cercana e integral» a los emprendedores. Hoy hablamos con Cristina Amate, coordinadora del Centro de Información Tecnológica y de la Propiedad Industrial de esta entidad quien nos va a desvelar, entre otras cosas, en qué se basa su éxito, explicándonos que su equipo se centra en asesorar a emprendedores y a las PYMES sobre la mejor estrategia de protección de la innovación «porque somos un organismo que la fomenta».

¿En qué estado se encuentra esa innovación actualmente?

Bueno, Andalucía invierte en innovación, pero es verdad que España y Europa no están en un nivel óptimo en esta materia y, al final, eso se refleja muchísimo en el tema de la protección. Por ejemplo, este año nosotros hemos notado una bajada de solicitudes de patentes y, sin embargo, ha habido un aumento de solicitudes de marcas, de actividad marcaria.

Todavía existe un poco esa idea de que patentar es caro económicamente o que es costoso en el tiempo. ¿Es posible que estos sean algunas de las razones que expliquen esa bajada?

Mira, yo creo que es una idea falsa, al menos en parte. Es verdad que patentar, llevar a cabo un proceso de patente y sobre todo, comercializarla, es un proceso difícil y nosotros se lo decimos a las empresas que vienen a nuestro servicio, pero la oficina da todas las facilidades para que le cueste económicamente rentable, barato. De hecho, se ha reducido en un 50% el precio de las tasas de patentes y, en el caso de un modelo de utilidad, cuesta 100 euros. O sea, que no es caro aunque sí que es cierto que redactar un documento de patente o de modelo de utilidad es un proceso complicado porque son documentos complejos, pero es como el que se compra una casa, que es una propiedad muy importante a la que hay que dedicarle un tiempo para que sea efectiva y tenga valor.

Llevas más de 20 años trabajando en la Agencia Idea… si, llevo 20 años exactos, que cumplimos en septiembre. Tenemos ya un conocimiento importante porque nos hemos encargado de formarnos, ayudados siempre por la OEPM, de tal forma que estamos ya seguros de que la información que damos es una información de calidad. Además, nosotros siempre le decimos a los usuarios, a las PYMES, que pueden perder el tiempo pero no el dinero. Todos nuestros servicios son gratuitos, y los hemos ido ampliando a medida que nuestra formación y nuestro conocimiento ha ido siendo mayor.

Al principio, éramos una oficina de entregar formulario, poner el sello de registro y enviarlo a Madrid. Y, con los años, siempre de la mano de la Oficina Española de Patentes y Marcas, hemos incorporado toda su digitalización. Ahora todo nuestro asesoramiento es online, tenemos distintos tipos de usuarios, desde el que no sabe nada al que sabe mucho y, si bien no redactamos los documentos de patente, solicitamos las marcas, les ayudamos a la contestación de oposiciones, etcétera, así que hemos ido ampliando servicio a medida que nosotros hemos ido adquiriendo conocimiento y formándonos en esta materia. Hemos ido a los mejores institutos y agencias de la propiedad industrial. Cuando tenemos un desconocimiento en internacionalización, por ejemplo, contamos con un departamento de formación que ayuda para poder asesorar en este tema. Y el servicio que tenemos, que es el que le da más valor añadido, no es solo el de la protección, sino el que hace búsqueda de información tecnológica. Hacemos informes de patentabilidad. En España somos el único centro regional que lo hace y para ello tenemos personal contratado especialista en búsqueda de documentación tecnológica y no solo utilizamos las bases de datos públicas, de Espacenet o de Invenes sino que tenemos una licencia de una base de datos comercial de las mejores que hay en el mercado para que nuestros informes sean de cierta calidad y que ayuden a que, quien vaya a presentar un documento de patente, lo haga con seguridad sobre aspectos de lo que pretende proteger.

¿Andalucía es una comunidad autónoma en la que hay más conciencia o más frecuencia a la hora de patentar? ¿Se le da más importancia y por eso vuestra oficina funciona tan bien?

Yo creo que somos un equipo que nos hemos mantenido en el tiempo, somos conocidos y trabajamos en una agencia de innovación que da incentivos. Por lo tanto, el conocimiento del tejido productivo es impresionante. Es la cercanía a la empresa. Tenemos 8 provincias y hay técnicos especialistas en propiedad industrial en todas las provincias, por lo tanto, cuando una empresa viene a solicitar, a presentar un proyecto empresarial, siempre está con el técnico que conoce nuestro servicio y entonces se lo ofrecemos a la empresa. Preguntamos a la empresa si tiene la marca registrada, si van a sacar un producto nuevo…les informamos que tenemos un servicio en el despacho de al lado que les puede asesorar… todo eso es el boca a boca que funciona. Nosotros tenemos un correo electrónico que es propiedadindustrial@agenciaidea.es al que nos llegan multitud de correos  electrónicos de información que no sabemos ni cómo llegan, no sabemos si es que en Google buscan “patentes y marcas en Andalucía” y salimos nosotros porque ya sabes que el posicionamiento también se da en función de las veces que se utiliza.

Acabo de cerrar la memoria de usuarios y de actuaciones y hemos tenido 7.000 actos relacionados con propiedad industrial, que es muchísimo, pero también es verdad que nos metemos en todo. Somos centro PATLIB y estamos en el Comité Ejecutivo de los centros regionales, que es otra red de propiedad industrial y, en ese comité, solo hay 7 centros de un total de 330. En una de las convocatorias de formadores de expertos que se han hecho para poder ir a otros centros de información de patentes, nos hemos presentado y nos han elegido…como ves, somos muy activos, somos muy creyentes de esta materia, de la importancia de esta materia y luego de nuestro trabajo, por supuesto.

¿Qué es lo que os falta por hacer?

A nosotros como servicio de propiedad industrial nos falta por hacer…a lo mejor no es políticamente correcto, pero lo importante en mi agencia son los incentivos. Nosotros prestamos servicios y siempre decimos que somos como la hermana pobre, pero que no creamos ningún problema. Con todos nuestros servicios, la empresa o el emprendedor que viene a nuestra oficina, se lleva el problema resuelto. Y cuando le mandamos nuestro cuestionario de satisfacción, todo son loas de lo bien que lo hacemos pero es porque resolvemos pequeños problemas. A lo mejor recibir un incentivo de fondo europeo que tienen que justificar….lo nuestro no, lo nuestro es cercano, somos visibles, es como la administración al revés, nos mandan un correo electrónico y nosotros llamamos por teléfono al usuario, como cuando el médico de cabecera llama al paciente, como ocurre ahora. Nosotros somos muy de perseguir al cliente y que no se nos vaya porque también defendemos nuestro trabajo, ya que tenemos claro que cuanto mejor funcionemos, más tiempo estaremos.

José Bayón: «La digitalización es el caldo de cultivo para que surjan las startups»

Smart Protection, Marsi Bionics, Ecoalf, Cabify o Cocunat son empresas que forman parte de la “familia” Enisa, siglas de la Empresa Nacional de Innovación, organismo público que surgió en 1982, adscrita al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, a través de la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa.

Enisa financia a startups y pymes que apuestan por la innovación y la transformación empresarial y social en España, algo que demuestran las 560 operaciones aprobadas en 2021 y las casi 1.900 solicitudes de financiación que la entidad recibió en el mismo año por parte de emprendedores que se acogen a una de las cinco líneas de financiación existentes:

Jóvenes emprendedores, Emprendedores, Crecimiento, AgroInnpulso, centrada en el sector agroalimentario y la línea de Emprendedoras Digitales.

José Bayón, Consejero Delegado de Enisa, nos habla sobre los valores de esta organización, basados en la transparencia, la confidencialidad, el servicio personalizado y la flexibilidad y nos ha explicado, entre otras cosas, qué papel desempeña la entidad dentro del ecosistema empresarial de nuestro país.

«La Empresa Nacional de Innovación, Enisa, es una empresa cien por cien pública, una Sociedad Mercantil estatal adscrita a la Dirección General de Industria y PYME, del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de España . Es un instrumento público de apoyo al emprendimiento de las pymes innovadoras que ahora, en 2022, cumple cuarenta años y que, desde hace veinte, se centra especialmente en el apoyo financiero a través del préstamo participativo a emprendedores, emprendedoras y pymes innovadoras. Además, ahora, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, vamos a intensificar no solo nuestra capacidad de préstamo, nuestro presupuesto, sino también nuestra capacidad de influir en el emprendimiento a través de determinados programas y especialmente, del papel que nos otorga la Ley de Startups.

¿Puedes hablarme un poco más sobre el papel que cumple Enisa en la ley de Startups?

La Ley de Startups es el primer paso y un hito importante para nuestro país. La impulsa la Vicepresidencia Económica del Gobierno, la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial y realmente es la regulación que, desde el Gobierno, desde la administración pública, queremos que exista para impulsar y fomentar el ecosistema emprendedor. Es verdad que hay muchos elementos en esa ley pero yo creo que es muy positivo que España tenga ya un marco. Evidentemente siempre se puede mejorar, se puede avanzar, otros países no lo tienen, pero yo creo que hacerlo es un acierto. Conociendo bastante, me atrevo a decir con humildad,  al ecosistema emprendedor, esta Ley de Fomento del Ecosistema de las Empresas Emergentes, que es su nombre oficial y que creo que describe muy bien realmente lo que es, va a ser muy positiva. Y el papel de Enisa dentro de esa ley es certificar el carácter innovador, en definitiva, poner el sello y decir lo que es una startup, o sea, el papel central como administración en toda esa ley.

¿Se puede decir que en España hay un patrón común dentro de las startups?

Bueno, las startups, en España y en todas partes, tienen ese patrón común de un componente tecnológico elevado, rápido crecimiento… en fin, lo que entendemos realmente por una startup. Y luego es verdad que son muy transversales en todos los sectores. Yo no sé si diría patrón común, pero sí que es verdad que son producto, como no puede ser de otra manera, del momento actual y de este contexto de revolución tecnológica en el que vivimos ahora mismo con dos ámbitos, con dos vectores de cambio, que son la digitalización y la sostenibilidad, la transición ecológica. Esos son los vectores que están transformando todo, especialmente la digitalización, es lo que da pie, digamos, es el caldo de cultivo que hace que surjan las startups. Solemos encontrarnos ese elemento común dentro de todo lo que es la tecnología. La tecnología no es solo digitalización pero sí que es verdad que las startups suelen tener ese elemento común de digitalización.

Hay unas ayudas, en concreto a emprendedoras digitales, de las que nos gustaría saber un poco las características y el itinerario que se sigue para solicitar una ayuda de Enisa

Enisa, como decía anteriormente, tiene dos actividades principales, una de apoyo financiero y otra de apoyo a políticas públicas, de emprendimiento e innovación. Dentro de la parte financiera, que es el núcleo de nuestra actividad, este año tenemos una dotación de 98 millones y medio por parte del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que es nuestro ministerio de tutela. Esta actvidad es la que tenemos habitualmente, la que siempre ha funcionado, las conocidas líneas Enisa, del Ministerio de Industria, que son tres, una «Crecimiento», otra de «Emprendedores» y la de «Jóvenes emprendedores» y después tenemos dos líneas nuevas, que ya empezamos con ellas el año pasado y que consolidamos este año. Una de ellas, AgroInnpulso, dotada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para el sector agro, innovador y otra, «Emprendedoras digitales», dotada por la Vicepresidencia Económica, por la Secretaría de Digitalización e Inteligencia Artificial para emprendimiento tecnológico femenino. Todas tienen características similares, son cinco pero yo las resumiría principalmente en dos tipos de líneas, las que van dirigidas a emprendedores y emprendedoras en una fase inicial, es decir, las startups que podemos conocer, de las que hablábamos antes y luego otras líneas, principalmente la dirigida a pymes innovadoras, un sector que, por supuesto, nos interesa también mucho en Enisa y como país. Nuestra cartera, tanto de préstamos como solicitudes, está realmente dividida prácticamente al 50%, startups que arrancan, que empiezan y pymes que ya existen pero que quieren seguir avanzando en innovación.

Se está hablando mucho en general de la brecha de género en el emprendimiento. ¿Tú crees que existe? ¿Crees que instituciones como Enisa estáis resolviendo esta cuestión?

Bueno, es un problema que existe pero no porque lo diga yo, sino porque lo dicen los datos. No solo en el emprendimiento digital, existe en la sociedad, por desgracia. Existe porque es fruto de una cultura que no ha sido igualitaria y de políticas que no lo han sido en otro tiempo. Ahora mismo lo son mayoritariamente y, por lo tanto, hay que resolverlo por dos cuestiones, una cuestión de justicia porque cualquiera puede entender, o debería entender, que eso tiene que ser así y tenemos que marcar ese camino y esa orientación y no dar pasos atrás y, a partir de ahí, también por una cuestión económica porque es la mitad de la sociedad. No parece muy inteligente dejar fuera el talento.

El problema de la brecha de género existe igual que existen otros problemas en nuestro país como la brecha territorial porque no se han trabajado y hay que hacerlo y hay que trabajarlo. Es fruto de una cultura, evidentemente. Y no es porque ahora mismo se esté produciendo ese problema o fomentando sino al contrario, se está tratando de resolver. Y, en todo eso, nosotros de la mano, en este caso del Gobierno, de la mano de la Secretaría de Estado de Digitalización, pues hemos puesto en marcha la línea de emprendedoras digitales, porque, lo que sí que es verdad, y también hay que huir de frases dichas y de tópicos que muchas veces todos utilizamos y que, si los utilizamos, por lo menos deberíamos saber de dónde vienen y cuánto de verdad tienen. Por ejemplo, cuando se dice que las mujeres son mejores que los hombres emprendiendo estamos escondiendo machismo detrás de todo esto, porque realmente lo que ocurre es que si solo emprenden las que son muy buenas o tienen muchísimas capacidades, realmente hay una minoría frente a los hombres y ahí escondemos una brecha.

En números, el emprendimiento femenino en España, según el informe GEM, ha crecido en los últimos años. En general está muy cerca del masculino, pero si nos vamos a profesiones, a emprendimiento tecnológicamente medio y elevado, nos encontramos que hay una brecha de un 50% menos. Es decir, la mitad de las empresas, startups, con un nivel medio alto tecnológico están realmente impulsadas por mujeres, por lo tanto existe, como digo, una brecha que debemos cerrar, que debemos resolver.

Se está desarrollando en Málaga Transfiere. ¿Qué aporta Enisa a Transfiere?

Bueno, nosotros desde hace tiempo, desde que soy Consejero Delegado, trabajamos con Transfiere. A mí me parece que la transferencia de conocimiento es un factor clave para todo lo que estamos hablando. Decía anteriormente que estamos en un contexto de revolución tecnológica que no es la primera que ha habido. A veces, parece que hablamos como si todo esto avanza, como si nunca hubiera pasado. Sí ha pasado, ha habido revoluciones industriales, agrícolas. Ha habido muchas. Y ahora tenemos una revolución tecnológica basada, como decía, en digitalización, en sostenibilidad y en un elemento fundamental, que es combinar el conocimiento con el sistema productivo, combinar lo que es la ciencia, la academia, la formación profesional…combinarlo con el tejido productivo, con las empresas grandes, pequeñas y medianas.

Las pymes tienen muchísimo que decir porque, si vemos los gaps, por decirlo así, los fallos que tenemos de innovación en nuestro país, nos encontramos dos, principalmente. Uno es la inversión en I+D+I que el Gobierno está resolviendo y que a mí me parece una de las cosas más importantes que está haciendo, sobre todo de cara al futuro, con la Ley de Ciencia, con toda la aportación a los presupuestos. Subir el presupuesto en I+D+I era imprescindible porque no podíamos ser un país de primer nivel con los presupuestos que teníamos que eran, sinceramente, y lo digo casi más como ingeniero, indecentes y vergonzantes y ahora creo que se está resolviendo. A partir de ahí, la siguiente parte es transferir el conocimiento especialmente a la pyme porque las grandes están a un nivel equiparable a otras empresas europeas y mundiales. La pyme no absorbe ese conocimiento y eso nos baja en todos los rankings, en el European Innovation Scoreboard, por ejemplo. Así que, en ese aspecto, es importante apoyar la transferencia de conocimiento en foros como Transfiere y, sobre todo, de la mano de nuestro Ministerio afín y hermano, como es Ciencia e Innovación, de su Secretaria de Innovación, Teresa Riesgo y también del CDTI, que es el gran impulsor de la I+D+I en nuestro país.

Inrobics: robótica social al servicio de la neurorrehabilitación

Se planteaban cómo la robótica social podría impactar en el área de la neurorrehabilitación, concretamente para mejorar la rehabilitación motora y cognitiva de los pacientes con limitaciones funcionales o neurológicas gracias a un dispositivo robótico. Así surgió Inrobics, formado por un grupo de ingenieros y profesionales de pediatría y geriatría, que desarrollaron una plataforma compuesta por 4 elementos: un robot, que interactúa con el paciente; un sistema de inteligencia artificial que, junto con un sensor 3D, controla al robot; una aplicación para que el personal sanitario pueda configurar las sesiones y haga el seguimiento; y un programa de almacenamiento en la nube con información de todos los procesos de rehabilitación.

José Carlos Pulido, CEO de Inrobics, nos desvela las claves de esta spin-off de la Universidad Carlos III de Madrid. Surgida en 2014, el equipo buscaba una solución basada en mantener la motivación del paciente y la cercanía entre él y Robic, el robot que interactúa tanto en el ámbito domiciliario como en el hospitalario, facilitando el trabajo de los terapeutas y mejorando la calidad de vida de los pacientes.

En la investigación que dio origen a Inrobics se consiguieron unos resultados excelentes, apoyados por una evidencia clínica que sus fundadores pretendían y gracias a la que, posteriormente, constituyeron una empresa para poder transferir toda esa tecnología en ella y poder explotarla. «Con esa evidencia científica nosotros conseguimos certificarnos como producto sanitario y, actualmente, somos la primera plataforma robótica social aplicada a la rehabilitación que somos un producto sanitario, un producto médico», dice Pulido.

¿Cuál es la conclusión de ese proceso de transferencia que habéis tenido?

Después de tantos años de investigación, teníamos la necesidad de seguir trabajando en este proyecto y por lo tanto, nos pusimos en manos de la Oficina de Transferencia de la Universidad Carlos III de Madrid y esos resultados de investigación, tanto esos resultados como el software, la arquitectura que habíamos desarrollado en ese tiempo, teníamos que hacer un proceso de transferencia en la cual, con la Universidad también, formando parte así de la empresa, podíamos hacer lo que queríamos hacer, que era crear soluciones basadas en esta investigación, soluciones que impactasen en la vida de las personas.

 Más allá de la investigación que hemos hecho todos estos años, nosotros salimos al mercado hace unos pocos meses y ya hemos conseguido nuestro primer cliente. Y no solo eso, sino que además estamos desplegados en centros clínicos como, por ejemplo, la Fundación Instituto San José o el Hospital de Parapléjicos de Toledo y también tenemos colaboraciones abiertas y proyectos lanzados con el Hospital General Universitario Gregorio Marañón o el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, diferentes centros que nosotros localizamos y que sabemos que son de impacto o de referencia para poder llevar nuestra plataforma y seguir mejorando nuestro producto, porque nuestro objetivo es seguir mejorándolo y lanzar nuevas líneas de desarrollo.

¿Qué inconvenientes habéis tenido a la hora de registrar el software y qué modalidad de Propiedad Industrial habéis elegido?

Efectivamente, nosotros sí que hemos encontrado bastantes disyuntivas en torno a si teníamos que patentar o no teníamos que patentar nuestro software, porque al final nuestro producto es un software. Encontramos opiniones diversas al respecto. Obviamente, fuera de España, como es el caso de Estados Unidos, prácticamente casi todo es patentable y aquí, en España, nosotros hemos optado más por la prudencia de no hacer pública nuestra arquitectura, y mantenerlo como secreto industrial, que es nuestro objetivo efectivamente registrado y protegido.

¿Cuál es la respuesta que estáis recibiendo de los pacientes?

Pues yo creo que la respuesta de los pacientes es la motivación que nos lleva a seguir adelante. O sea, que imagínate lo positiva que tiene que ser. Ellos están encantados, no solamente los niños, también los adultos y los mayores, al final son personas que tienen una patología crónica, que tienen que convivir toda su vida con una necesidad y ellos están faltos y necesitados de nuevas herramientas y nuevas innovaciones que les ayuden a hacer su vida más fácil.

¿Qué otras funciones cumple Robic?

 Robic lo que hace es proponer una serie de ejercicios y de actividades a los pacientes, actividades prescritas por el clínico y les motiva a llevarlas a cabo, a ejecutarlas. Además, nosotros contamos también con un sensor que monitoriza los movimientos de los pacientes y, entonces, podemos verificar si lo está haciendo bien o no, y Robic se va a encargar de darle feedback, le va a aconsejar cómo debe mejorar su postura o si ve que algo no lo está haciendo correctamente también se lo va a notificar. Y, por supuesto, lo que es lo más importante, que le va a felicitar y le va a dar las gracias por la ayuda que está recibiendo porque nosotros, siempre lo enfocamos de la otra manera. Los pacientes están acostumbrados a que les ayuden y, en este caso, son los pacientes los que van a estar ayudando a Robic.

¿Qué futuro a medio plazo le veis a Inrobics?

Estamos en un momento muy bueno. Yo creo que Inrobics está en un momento en el que necesita un pequeño impulso, sobre todo económico, para llegar a dar un salto cualitativo fundamental. Tenemos una plataforma robusta en este momento, tenemos un despliegue ya hecho en distintos centro, capturando un montón de datos, hay un potencial de explotación enorme y bueno, solamente falta esa pequeña inyección o ese pequeño contratiempo que todos tenemos en algún momento de nuestro desarrollo como startup para llegar a una fase internacional, seguir desarrollando producto en casa, etcétera.