Muchas veces, los nombres de las empresas surgen por juegos de palabras. Es el caso de la que presentamos hoy, en la que se unieron «nano” (pequeño) y “kide”, que en Euskera significa “amigo”. El Doctor Iker Badiola fundó en 2021 Nanokide Therapeutics, proyecto al que la investigadora Maitane Duarte se unió poco tiempo después, en 2022. Ambos pertenecen, el primero como director y la segunda como parte del equipo, a la división del cáncer del grupo Signaling Lab de la Facultad de Medicina y Enfermería del Departamento de Biología Celular e Histología de la Universidad del País Vasco.
«Hice mi tesis en cáncer y fundé una empresa de servicios, de Biotecnología, pero volví a la Universidad como profesor y, al retomar de nuevo la vida académica, incidí sobre lo que conocía», afirma Badiola, cuyo padre formó parte de la cooperativa «Kide» y a quien, con el nombre de la recién creada empresa, quiere rendir un pequeño homenaje.
El Doctor Badiola nos cuenta que, al margen del estigma que tiene la enfermedad y la gravedad que tiene bajo la perspectiva científica, «es un proceso bastante apasionante, desde el punto de vista biológico celular». Así, comparte ese ámbito de trabajo con Duarte, que volvió de investigar en Luxemburgo para entrar en un grupo donde se trabajaran enfermedades neurodegenerativas o neuro-oncología y que coincide con su socio en que «las células tumorales son muy interesantes por todas las propiedades que tienen».
Maitane Duarte(OSC) e Iker Badiola (CEO), fundadores de Nanokide Therapeutics
¿Cuáles son los orígenes de Nanokide Therapeutics?
Nanokide Therapeutics nació de una patente que, en sus inicios, fue compartida entre la Universidad del País Vasco y la Universidad de Santiago de Compostela sobre una nanopartícula que llevaba dentro un micro RNA, material genético. Fue la universidad gallega la que cedió la patente amistosamente y al cien por cien a la Universidad del País Vasco y, desde ese momento, parte de los creadores de la patente decidimos dar el salto y crear una spin off basada en esta nanopartícula que puede utilizarse como plataforma.
¿Qué significa que una nanopartícula puede servir como plataforma?
Cuando hablo de plataforma, me refiero a que es muy flexible porque se le pueden incluir diferentes tipos de material genético, con lo cual, más allá de la patente del primer uso que se le dio con un micro ARN determinado, con unas células diana determinadas y con unos resultados que se dieron en la metástasis hepática producida por el cáncer de colon, es una plataforma a la que se le puede dar muchísimos más usos, algo que estamos aprovechando para desarrollar más productos.
Existen fármacos que van directamente contra el proceso angiogénico pero ¿qué diferencia marca Nanokide Therapeutics con respecto a otras empresas?
En nuestro caso, la nanopartícula bloquea ese proceso angiogénico. Llega un momento, cuando se produce un tumor, en el que las células tumorales crecen de tal manera que necesitan de más oxígeno y más nutrientes, así que la estrategia que suele utilizar el tumor es enviar una serie de señales, en cierto modo engañosas, al tejido sano que circunda y lo pone a trabajar para su beneficio. A esto, los científicos lo llamamos «Microambiente Tumoral» donde, uno de los más significativos en este cambio de microambiente suele ser el proceso angiogénico que consiste en eso, en que el tumor envía una señal a las células que componen los vasos sanguíneos y estas células empiezan a crecer y a direccionarse, a migrar hacia el tumor, con lo cual, los vasos sanguíneos acaban ramificándose e infiltrando el tumor, lo que conlleva más aportes, más oxígeno y más capacidad de crecimiento para el mismo.
Como indicas, no es nuevo que haya estrategias que bloqueen ese proceso angiogénico. Los fármacos que existen van directamente contra el proceso pero, desde Nanokide Therapeutics y desde la patente que se creó, planteamos un cambio de paradigma. Hasta el momento se han intentado bloquear, de alguna forma, esas señales que emite el tumor al tejido circundante, en este caso a los vasos sanguíneos. De hecho, existe un fármaco muy conocido que es el Bevacizumab, conocido comercialmente como Avastin, que ataca específicamente a ese tipo de moléculas. En principio, este fármaco parecía muy esperanzador pero hay muchos casos en los cuales no funciona al presentarse resistencias por la heterogeneidad de los tumores, motivo por el que algunos de ellos no utilizan esta molécula, este factor de crecimiento vascular, ya que utilizan otro tipo de señales.
La diferencia que marcamos desde Nanokide Therapeutics es que llegamos a esas células endoteliales con una nanopartícula en concreto e incluimos un material genético que hace de interruptor dentro de la célula sin tener en cuenta lo que está ocurriendo en el exterior dado que vienen muchas señales diferentes. Se trata de buscar dónde están convergiendo todas esas señales en el interior de la célula para conseguir, en pruebas in vitro, comparativas con los productos que hay en el mercado y observar así los mejores resultados. Y esa es la base del primer prototipo, la patente que está más desarrollada y que ya está en ensayos preclínicos.
¿En qué mercados está la patente en cuanto a la terapia se refiere?
Tanto en Europa como en Estados Unidos, país que quizás sea la cuna de este tipo de modelos de negocio. Además, a colación de todo esto, hemos conseguido un hito bastante importante y es la colaboración con el Instituto Nacional de Salud norteamericano. Una de sus ramas es el National Cancer Institute (NCI), que todos los años suele convocar un programa centrado en testar nanopartículas contra el cáncer. Presentamos nuestro prototipo y después de un proceso selectivo bastante exigente, conseguimos entrar en este programa en el que sus laboratorios homologados van a realizar ciertas pruebas preclínicas. He de añadir que, dentro de ese programa, no solo participa el NCI sino que también lo hace la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) que cumple una labor de vigilancia tecnológica y, de resultar positivos los ensayos, también entraríamos directamente en sus programas.
Y, si bien tenemos una vocación abierta internacional, también recurrimos al ámbito nacional en, por ejemplo, realizar parte de los ensayos, buscar fondos o llegar a acuerdos con socios estratégicos tecnológicos e institutos de investigación, entre otros.
¿Cuáles son los obstáculos que os habéis encontrado por el camino?
El obstáculo número uno es la financiación. Estamos hablando de unos ensayos preclínicos con un coste cercano al millón de euros, con lo cual tenemos que empezar con una búsqueda de fondos única y exclusivamente para estos ensayos, hecho al que hay que sumar la estructura que también tiene que mantener nuestra startup y el desarrollo de los prototipos 2 y 3.
En segundo lugar, hemos de contar con los propios ensayos, que son muy específicos. Una cuestión técnica que, en algunos casos, podemos realizar nosotros pero en otros casos tenemos que echar mano de otros profesionales o de socios estratégicos que estén capacitados para hacerlo.
Hay gente que desconoce que haya investigadores que se lancen a una aventura empresarial. ¿Cómo lo percibís siendo científicos?
Creo que este punto de vista va cambiando, nos vamos abriendo más al mundo. Está claro que la investigación básica tiene que existir y yo he sido y seré fiel defensor de ella. Siempre suelo poner el mismo ejemplo, el caso de Francis Crick y James Watson cuando descubrieron la estructura del ácido desoxirribonucleico, el ADN, en investigación básica, una reacción del puro conocimiento. Al cabo de los años, ha llegado la PCR y otras mil cosas de las que nos hemos servido y para conseguir grandes avances en la ciencia y en las tecnologías aplicadas a la sociedad, algo que siempre tiene que existir.
Por otro lado, la aplicación de los proyectos científicos a la sociedad, a valores tangibles desde el mismo momento en el que se plantean es mucho más evidente hoy en día, de forma que, si ya en los investigadores básicos gestionamos ya que los proyectos tengan un enfoque con una aplicación social, no nos tiene que extrañar de ninguna manera que, en algunos casos, cuando dan sus frutos, se les pueda dar la forma de una empresa.
¿Qué papel cumplen las instituciones como agentes de apoyo a proyectos como el vuestro?
En nuestro caso, tanto desde la Universidad del País Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Gobierno Vasco hemos recibido todo el apoyo posible y se han convertido en los grandes pilares que nos han permitido poner en marcha nuestro proyecto. Por un lado, la Universidad se ha animado en todo momento a que esa patente, que era de su propiedad, fuera transferida a Nanokide y nos ha dado todas las facilidades para instalarnos en su incubadora y, desde la Diputación y el Gobierno Vasco, hemos recibido diferentes programas en forma de ayudas económicas.
¿Cómo fue el proceso que permitió llegar a la patente?
La evolución en cierta manera fue un poco curiosa porque, siendo sinceros, nuestro grupo hacía la identificación de la diana, del material genético que va dentro de la nanopartícula, ese micro RNA 20 que tiene una función biológica en la célula, pero necesitábamos un vehículo para llegar a las células diana. En la búsqueda de ese vehículo encontramos al grupo de Alejandro Sánchez, de la Universidad de Santiago de Compostela y, al juntarnos los dos, llegamos a crear una formulación. Lo primero que pasó por mi mente cuando toda la experimentación se realizó fue que teníamos que publicarlo y ahí fue cuando el grupo de investigación que te he mencionado, que tenía más experiencia en este campo, me animó a protegerlo primero, algo curioso porque estamos hablando de dos grupos muy diferentes en el que uno anima al otro a proteger esa investigación. Nos tomamos este hecho como algo muy positivo, era nuestra primera experiencia y nos animamos a ello.
El proceso fue bastante rápido y, nada más empezar con los primeros datos de protección, ya pudimos publicar. Muchas veces, tenemos miedo sobre si proteger nos va a causar retrasos en nuestras publicaciones científicas y hemos visto que no es así, al menos en nuestro caso.
De ahí, poco a poco, fue tomando cuerpo. En un principio se incorporó a las carteras de patentes de ambas universidades pero llegó un momento en que la Universidad del País Vasco la asumió al cien por cien, hecho que sentimos como un primer apoyo explícito porque creía en nuestra formulación. Desde entonces comenzamos la estrategia de intentar transferirla a alguna compañía farmacéutica con algunos éxitos parciales porque, al estar en una fase demasiado incipiente, no se querían arriesgar y así nos dimos cuenta que ese hueco que había entre el punto donde estábamos y el punto donde querían llegar las grandes empresas farmacéuticas, lo teníamos que recorrer nosotros y de ahí nació Nanokide Therapeutics.
¿Qué es la transferencia de tecnología para Nanokide Therapeutics?
Es otro de los pilares y otro de los puntos críticos. No solo hay que negociar conscientemente, porque un buen acuerdo o un mal acuerdo de transferencia puede suponer la continuidad o la muerte del proyecto. Hay tantos modelos de desarrollo que creo que es un punto que hay que negociar bien, hablarlo bien, tomar el tiempo necesario para reflexionar sobre ello e ir sin prisa pero sin pausa porque nos podemos encontrar con una ronda de financiación, un fondo que te exija el acuerdo de transferencia puesto que ahí hay un valor bastante importante con lo cual es importante, antes de empezar cualquier ronda, tener ya el acuerdo cerrado para poder presentarlo.
La ciencia, la estrategia y la tecnología son importantes y uno puede atraer a inversores por la tecnología que tiene pero sin un buen acuerdo, esos inversores se ahuyentan.
¿Es posible que los inversores se sientan más atraídos por una empresa de vuestro sector o es más complicado?
Pienso que, dentro del mundo de las inversiones, se está dando bastante especialización. De hecho, durante el tiempo que llevo con Nanokide Therapeutics, he visto que hay más inversores específicos del mundo biotecnológico, inversores que en principio te vienen diciendo que ellos invierten en salud pero también hay inversores que diferencian en instrumentación, en tecnología y en terapias, con lo que ayuda en dos sentidos, en que ya se está acotando bastante y en que, para el investigador, también es más sencillo porque el interlocutor está especializado en algo más concreto y conoce el lenguaje científico, algo que es muy favorable para que entiendan mejor los proyectos a la hora de apostar por ellos.
Últimamente ya son fondos muy especializados que se han preparado o que tienen en sus plantillas a científicos que han hecho su carrera científica, sus doctorados científicos, incluso estancias postdoctorales y trabajan como interlocutores porque se han reciclado en el mundo de la empresa porque tienen esa base de conocimientos financieros pero sobre todo, son científicos.
De cara a principios del año 2023 lo que apremia es una primera ronda. Estamos hablando de 1,2 millones de euros según el plan de negocio que hemos hecho y ahí estamos teniendo conversaciones con diferentes entidades, con diferentes fondos, que de momento están bastante bien encaminadas y somos bastante optimistas y positivos después de las primeras respuestas que hemos tenido ante la presentación del proyecto.
¿Se hace necesario que los investigadores sean más visibles como emprendedores?
Hacerse visible en el ecosistema es primordial porque no solo se trata de hacer búsqueda directa sino también, de forma indirecta, ir por caminos que pueden llevarnos a nuestros objetivos.
Los investigadores también tienen que salir a la palestra y el emprendimiento debe ser un equilibrio, dos caras de una misma moneda en la que hay que invertir mucho tiempo, en conocimiento, en contactos científicos…porque los científicos estamos constantemente aprendiendo, leyendo artículos y mezclando ideas propias con las que vamos adquiriendo y acumulando y eso es vital, con una perspectiva empresarial y de aplicación total. Pero también está el lado de la financiación, con lo que asistir a congresos y a eventos de emprendimiento es muy importante no solo porque uno vaya a encontrar la financiación directa o el fondo directo que va a venir y, tras una entrevista de veinte minutos vaya a invertir, sino que pueden conseguir contactos que, indirectamente, pueden llevar a otros.